poemas vida obra basilio fernandez

Poema Blessing de Basilio Fernández



La lengua es un sistema de signos que procede como el
juego de ajedrez
Saussure

La dejadez, la intemporalidad
subsiste como el humo,
inaugura conjuras de silencio
de fe sin ficciones
como vanas sombras de juventud.
Hay claves indecibles de secuencias,
textos de libros gnósticos,
ocres perdidos en la creación incesante del
albaricoque.
A veces un ruiseñor se extingue en el aire
como un reflejo,
pero nadie ha visto su esquema
en la delgada frontera de abril y octubre
ni su didáctica en el horizonte del gozo.
Ignoramos siempre si se acaba o se empieza,
inexorable palíndromo del canto,
ecuación sin aristas,
sin propósito último
avezado al cansancio de quererte
en plena crisis de la niebla que sube
y levanta un mausoleo al amor.
Belleza equivocada
de mirar la lluvia
mientras sueño con mis estadísticas
y el tiempo me impulsa
más allá de los accidentes imprevistos.



Poema Ascensión A La Rosa de Basilio Fernández



Helada en el susto verde
te soñé
latiendo en las claridades
Vientos sin rumbo alumbraban
tu sangre viva en la nieve
crucificada en las venas
Por tu candor de aluminio
claveles degollaría
en invisibles licores
Y en transparencias vacías
galopando en los confines
te raptaré nadadora



Poema All The World Will Smile Again de Basilio Fernández



El que medita a la sombra de una torre,
o el que canta
en la cima de ese Everest moldeado de nieve,
puede ver cómo el mundo vuelve hacia atrás sus
ojos
y olvida sus cabellos caídos por la historia,
puede observar también cómo allá en lo
profundo
quedan lagos por descubrir, selvas
blanquísimas
y todo un reino de bondad nativa
que iguala ante la ley aves y hombres.
Ve cómo el viento suave levanta un murmullo
de hojas en Manchuria,
o mueve una palmera tropical,
y todo es así;
hay siempre un sudor frío que anega la frente
del tirano,
que moja el pecho del coolí dormido entre
bambúes
y cae sobre la humanidad como lluvia cándida
de democracia, de traición y mano blanca.
Toda esta frondosa vista deja un pozo de sangre
en la memoria,
sangre al besar los labios de esa mujer
y ver que son de humo,
destino de desear las dunas de ese pecho
como montones de nostalgia:
y de adormecerse entre las brumas de ese país
que nadie ama.
Pero el mundo volverá a sonreír,
tal vez mañana se ofrezcan a Dios árboles
tiernos
y dólares de oro,
tal vez las armaduras, los fusiles que fulgen
se oxidarán en los desvanes de la aurora
con sequedad de latones o sacos de herrumbre
Tal vez el que medita o canta
observa ya mejillas sin cicatrices,
insólitas banderas
desplegadas hacia los astros vivos
y una claridad pura
por occidente, inmóvil sobre el caos



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