poemas vida obra alvaro cunqueiro

Poema Noviazgo 2 de Alvaro Cunqueiro



Los fragmentos de espejos amaban ríos.
Amistades con la sal. Con las cosas más antiguas.
Una novia de las fuentes y de los pájaros novios.
Los cabellos despiertos. La sal imagen mansa,
central de noches vivas. La luna cosa antigua.
Una piedra hierve su talle. El río anda.
¡Qué inexactos y justos los colores de la novia!
Un ave sonora como una margarita,
síes y noes naturales sabor de flor reciente.
Cada espejo una vena escurridiza y fría
donde gotea el olor de los ríos desiguales.
Sobre silencios nítidos la novia de los pájaros.
He ahí la dormida. Un pecho sólo.
Una novia de cosas. Como en cualquier estampa
los fragmentos de espejo amaban ríos.

* *



Poema Ella Y Él de Alvaro Cunqueiro



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Cigüeñas geográficas en mi noviazgo novio.
Un tiempo claro como un ojo de rueda de vidrio.
Yo en el medio de litorales y aviones platino
ciudadano de corrientes submarinas color tibio.
Mi claraboya en brújula silvestre:
un árbol por el Norte, Oriente hecho
de moluscos, Sur de riberas liquidas.
Yo de noviazgo. En las manos arcos iris,
vidrieras verde-tierno y colgaduras finas.
Ni una sombra ni desvanes tímidos,
inocentes como negros en domingo
el corazón en el pecho, risueños como esquis.
Bailar aguas ligeras y sueños desprendidos
de las cantigas más nuevas. Sumando vals y faros.
Inhuible noviazgo estelar de cerezas,
amante de cristales. Yo lo tengo.

* *



Poema Poema Vi de Alvaro Cunqueiro



Era el tiempo.

Basta con decir que ella nacía en cada instante
y nacía desnuda siempre y siempre tibia.

Basta con decir que eran las sombras y las antenas,
que eran los pájaros y las violetas,
que eran el abanico y las puntas de las estrellas.

Basta con decir que eran ella y su tiempo
en accidente limpio y sombra exacta.

Él cabía vivo en cualquier sitio.

De «Poemas do si e non» 1933
Tr. de Vicente Araguas



Poema Poema V de Alvaro Cunqueiro



Había pendientes como meridianas resueltas,
indecisiones respondidas como roturas,
fábulas como amables semblantes,
tempestades como algas antiguas,
cuadros como platinos,
números como sueños.
Era el tiempo del tiempo y nada había que hacer.

* *



Poema Poema Iv de Alvaro Cunqueiro



A lo largo de su frente dormían los cipreses.

-Ella andaba como viva
espiando iniciales y ojos renacientes.

Nadie aguardaba aquel amanecer en la línea insuficiente
de los cipreses.

-Él estrenaba un corazón dilatado
que causaba sorpresas dolorosas.

* *



Poema Poema Iii de Alvaro Cunqueiro



Transpuesto su mirar brotaba por entero
y los vientos orientaban anteojos y vals.

Se afirmaba al lado de cada esquina y de cada mano.

Había una viveza de tierras anheladas
y todo tenía gracia y nada de melancolía.

Él se dedicaba a andar.

* *



Poema Poema Ii de Alvaro Cunqueiro



Era también el tiempo de crecer la hierba
y de las sonrisas verosímiles de las infancias
escondidas entre una pared y una palomilla.

Todo tenía la dulzura y la inexactitud del rosario
de la aurora
y dormía en el aire una gracia postrera de
anochecer de invierno.
Él se quedaba dormido siempre a la misma hora.

* *



Poema Poema I de Alvaro Cunqueiro



Él tenía los ojos hechos a tronzar la hostilidad
que depositan los relojes y los desvanes,
sus miradas iban derechas a desligar el sueño
sus mismas intimidades.

Él se dedicaba a escuchar.

Las ventanas aún no habían creado el secreto
del color del tiempo
y ella no tenía tampoco de manera precisa un labio
más arriba otro.
Era el tiempo de olvidar.

* *



Poema Poema 6 de Alvaro Cunqueiro



Ella vestía los trajes cortos de la primavera.

Andaba con paso de ribera o torso yacente
dejando caer los brazos por entero a lo largo de sus manos más
imprevistas.

Alumna desprendida del aire
la mañana llevaba su color igual que los vidrios la llevan a ella.

Ella seguía enamorada.

Tr. de Vicente Araguas



Poema Poema 5 de Alvaro Cunqueiro



En medio de su pecho los veleros habían armado una red tímida
que tenía una voz llena de lámparas y eclipses
y un párpado tejido por los vientos.

Ella seguía siendo universal y nítida.

Una garganta llena de distancias
era la flauta que encantaba los ecos olvidados en el fondo de las
corrientes marinas,
penetradas de cauces desde las islas negras de sus ojos.

Ella estaba lejos de todo. Todo estaba al lado suyo.

* *



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