poemas para enamorarse

Poema Falsificación De Mi Firma de Sagrario Torres



?¡Jueces, justicia!?, sin cesar repito.
Ronca, impotente, voy por los juzgados,
peores que sepulcros bien sellados
que me cortan la voz cuando les grito.

Libres, impunes de su gran delito,
una mujer y un hombre, dos malvados,
mancharon con peritos sobornados
mi limpio nombre en cada verso escrito.

Montones de sumarios en espera.
Alguien con quien tropiezo en los pasillos,
puede sufrir mi causa infamatoria,

pensando que algún día Dios quisiera
que la invidente de los dos platillos
distinga bien el oro, de la escoria.



Poema Música de Jaime Torres Bodet



Amanecía tu voz
tan perezosa, tan blanda,
como si el día anterior
hubiera
llovido sobre tu alma…

Era, primero, un temblor
confuso del corazón,
una duda de poner
sobre los hielos del agua
el pie
desnudo de la palabra

Después,
iba quedando la flor
de la emoción, enredada
a los hilos de la voz
con esos garfios de escarcha
que el sol
desfleca en cintillos de agua.

Y se apagaba y se iba
poniendo blanca,
hasta dejar traslucir,
como la luna del alba,
la luz
tenue de la madrugada.

Y se apagaba y se iba,
¡ay!, haciendo tan delgada.



Poema Quince de Luis Alberto Crespo



Ya son las doce mi exasperada

Hay una pequeña desgracia allá afuera
entre nosotros y el fin

Repite la sílaba única
la que ensombrece lo que siempre fue purpúreo

El alma
en el mundo quema

es desierto

Y no hay más boca para su sed



Poema La Ventana Me Remite A Su Coche de Almudena Guzman



La ventana me remite a su coche,
el coche al beso,
el beso a la oreja que anda siempre perdiendo pendientes,
la oreja a la boca,
la boca a las medias porque las rompe,
las medias al…
-¿Tienes un bolígrafo de más?
-Toma, y a ver si dejas de pedirme cosas,
que contigo al lado no hay quien coja un apunte,
Mari Carmen.



Poema La Soufrière de César Antonio Molina



Sacudidas.
Rocas y cenizas desde la pasada madrugada.
El lodo hirviente. La caldera. El mar.
El sueño en la agonía de los espejos estrellados,
de las velas fracturadas hasta las primeras horas de la tarde.
El rumor de labios cobijados
sin saber a quién besar en este mes de despedidas.
Y pronto la lluvia, el viento, el granizo sacudido
como un grano en los cráteres de nuestras casas barrenadas.
Hasta cien metros de altura el vuelo del pichón,
el resplandor herido en las cenizas.
Y ya el invierno arreciado por fumarolas.
Y las palabras acompañadas de lodo hirviendo
en los surcos abandonados de ríos apagados.
Y las citanias de nuevo abiertas a las velas.
Y los geiseres iluminados como fuentes de colores.
Y la salida del vapor que se perfila con la urgencia de un correo nocturno.



Poema Cantiga De «la Promesa» de Gustavo Adolfo Bécquer



I

La niña tiene un amante
que escudero se decía;
el escudero le anuncia
que a la guerra se partía.
-Te vas y acaso no tornes.
-Tornaré por vida mía.-
Mientras el amante jura,
diz que el viento repetía:
¡Mal haya quien en promesas
de hombre fía!

II

El conde con la mesnada
de su castillo salía:
ella, que le ha conocido,
con gran afición gemía:
-¡Ay de mí, que se va el conde
y se lleva la honra mía!-
Mientras la cuitada llora,
diz que el viento repetía:
¡Mal haya quien en promesas
de hombre fía!

III

Su hermano, que estaba allí,
estas palabras oía:
-Nos has deshonrado dice.
-Me juró que tornaría.
-No te encontrará, si torna,
donde encontrarte solía.-
Mientras la infelice muere,
diz que el viento repetía:
¡Mal haya quien en promesas
de hombre fía!

IV

Muerta la llevan al soto,
la han enterrado en la umbría;
por más tierra que le echaban,
la mano no se cubría:
la mano donde un anillo
que le dio el conde tenía.
De noche, sobre la tumba,
dizque el viento repetía:
¡Mal haya quien en promesas
de hombre fía!



Poema Alta Mar de Luis Llorens Torres



Para asomarme, desde mi alma, al mundo
ábrete y serás tú la única puerta.
Ábrete en un amor tan ultrahumano
que se salga del caso de la tierra.

Ábrete en el temblor de la mirada
que más en tu alma que en tus ojos tiembla,
y en el rocío de sangre de lucero
que te untas en los labios cuando besas.

Ábrete en el incendio del dorado
enjambre que en tus rizos se desmiela,
y en las dos zarcas aves que en la paja
de tus pestañas a sonar se echan.

Ábrete en un amor tan ultrahumano,
que haga polvo el cristal de tus caderas,
y que tan dulce el corazón me endulce,
que al morirme lo piquen las abejas.



Poema Ilusión de María Dolores Cabrera Y Heredi



Soñé que en una noche de estío,
del firmamento azul
te desprendiste, diáfana y ligera,
como un globo de tul.
Yo vi que hollabas, sin romper tus tallos,
las flores con tu pie;
y sentí que la punta de tus alas
acarició mi sien.
Parecía que el aura de la noche
te llevaba hacia mí;
y, al acercarte al lecho en que dormía,
te miré sorneír.
Poco después sobre mi frente helada
tu frente se inclinó;
apoyaste tus labios en los míos
y un besó resonó.
Al sentir el perfume de tu aliento,
se estremeció mi ser;
mis mejillas de llanto se inundaron;
pero era de placer.
Entonces extendí hacia ti mis brazos
con delirante afán;
quise asirte y, como una blanca nube,
¡ay!, te vi disipar.
Y conocí, aunque tarde, que era un sueño
que mi mente forjó;
que todo era mentira, vida mía,
¡porque era una ilusión!
¡Ilusión! ¡Bendita seas!
Cuando despiertos soñamos
y en nuestros sueños gozamos,
no padece el corazón.
¡Y cuánto no goza el alma
cuando por amor delira,
aunque la dicha a que aspira
es también una ilusión!
Ilusiones son los goces,
ilusiones son los placeres,
la amistad de las mujeres,
de los hombres el amor.
Ilusión es todo aquello
que, al pasar por nuestra mente,
nos conmueve dulcemente,
calmando nuestro dolor.
Y si bien reflexionamos,
los dolores que sufrimos
y las penas que sentimos
ilusiones son también.
Portque el hombre que debiera
de su mente desecharlas
se complace en aumentarlas
como si fueran un bien.
¡Ay!, cuando en la triste noche,
pensando en mi suerte varia
y alzándote una plegaria,
sienta mi angustia crecer,
dígnate, si es que me quieres
como me amaste en la vida,
dígnate, sombra querida,
de tu cielo descender.
Y, aunque al mirarte en los ojos,
derramen copioso llanto,
si vieras, ¡consuela tanto
a mi pobre corazón
que, aunque pronto te disipas
como la niebla ligera,
a una dicha verdadera
prefiero yo una ilusión!



Poema La Casa En Ruinas de Gastón Baquero



Une rose dans les ténèbres
S. M.

Hoy he vuelto a la casa donde un día
mi infancia campesina conociera
el pavor y la extraña melodía
de encontrar otra vez lo que muriera.

Ya nada atemoriza, nada altera
el ritmo de la sangre. Aquí vivía
(cuando era mi vida primavera)
la que a los niños en dioses convertía.

Vacío el caserón, rotas las jarras
que las rosas colmaron de belleza,
en vano vine en busca de mí mismo:

todo es inútil ya, perdidas las amarras,
y vencedoras las ruinas, es la pobreza
la única rosa nacida en el abismo.



Poema Soñé Que De Una Peña Me Arrojaba… de Francisco De Terrazas



Soñé que de una peña me arrojaba
quien mi querer sujeto a sí tenía,
y casi ya en la boca me cogía
una fiera que abajo me esperaba.

Yo, con temor, buscando procuraba
de dónde con las manos me tendría,
y el filo de una espada la una asía
y en una yerbezuela la otra hincaba.

La yerba a más andar la iba arrancando,
la espada a mí la mano deshaciendo,
yo más sus vivos filos apretando…

¡Oh, mísero de mí, qué mal me entiendo,
pues huelgo verme estar despedazando
de miedo de acabar mi mal muriendo!



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