poemas para enamorarse

Poema La Vieja Fotografía de Eduardo Langagne



El que fui hace veinte años me mira en el reposo
de su fotografía barbada y expectante.
Va subiendo en el bonde del noble corcovado,
habrá de retratarse otra vez junto al Cristo
que observa a Guanabara con los brazos abiertos
y señala los límites del mundo que protege.

El que fui hace veinte años me pide que no olvide.

Pero yo nunca olvido.
Sí perdono, disculpo,
dispenso, me relevo de mis crasos errores,
me eximo de tener para siempre una espina
clavada entre mis dedos, como el león de la fábula,
o en el pecho una angustia que no deja respirar.
Porque, al final, me absuelvo de todo cuanto hice
innecesariamente.
En fin,
éste que fui,
que subiendo en el bonde trae la mirada fija,
esperaba llegar y sentarse en el borde
del escalón vehemente que soñó desde niño,
cuando en aquel jardín de niebla y de temblores
planeó con los muchachos alguna vez hacerlo.

Pero todos olvidan ciertos planes,
deseos
que se obstinan ilusos bajo el sol del invierno
mientras reunimos años en el cabello.
Apenas
unos cuantos recuerdan.
Y el que yo era me pide
cantar en la memoria melodías fascinantes
que musitamos juntos después de aquella foto
subiendo al Corcovado,
cuando sabíamos ambos
lo que había sucedido.
En esta desventaja
que actualmente vivimos, él sabe que no sabe
lo que pasó después (yo no se lo he contado).

Esta tarde de vino y de memorias dulces
he de contarle todo, pues quiero que mantenga
desde su foto antigua la misma expectativa
y la mirada alerta a lo que va a venir
y que me reconozca como parte de él mismo
aunque mi rostro sea diferente al de entonces.



Poema La Muerte Bella de Juan Ramon Jimenez



¿Que me vas a doler, muerte?
¿Es que no duele la vida?
¿Porqué he de ser más osado
para el vivir esterior
que para el hondo morir?

La tierra ¿qué es que no el aire?
¿Porqué nos ha de asfixiar,
porqué nos ha de cegar,
porqué nos ha de aplastar,
porqué nos ha de callar?

¿Porqué morir ha de ser
lo que decimos morir,
y vivir sólo vivir,
lo que callamos vivir?
¿Porqué el morir verdadero
(lo que callamos morir)
no ha de ser dulce y suave
como el vivir verdadero
(lo que decimos vivir?)



Poema Continúa El Mismo Asunto Y Aun Le Expresa Con Más Viva Elegancia de Sor Juana Ines De La Cruz



Feliciano me adora y le aborrezco;
Lisardo me aborrece y yo le adoro;
por quien no me apetece ingrato, lloro,
y al que me llora tierno, no apetezco:

a quien más me desdora, el alma ofrezco;
a quien me ofrece víctimas, desdoro;
desprecio al que enriquece mi decoro
y al que le hace desprecios enriquezco;

si con mi ofensa al uno reconvengo,
me reconviene el otro a mí ofendido
y al padecer de todos modos vengo;

pues ambos atormentan mi sentido;
aquéste con pedir lo que no tengo
y aquél con no tener lo que le pido.



Poema Propósitos de Juan Ramón Mansilla



Telefonear. Quería telefonear,
escuchar al otro lado su voz

quedamente desgranar las palabras,
un faro frente a un mar
inseguro, descubrir
en su tono una rada,
refugio contra la inquietud
o el abandono.

Mas, ¿cómo tomar el teléfono, blandirlo
ante sí mismo sin dejar
inerme en el aire
todo, definitivamente todo,
el oro vivo del día?



Poema Enumeraciones de Luis Eduardo Rivera



era un cuarto desnudo
cuarto de rato
con sus cuatro paredes pringadas de gemidos
eran cuatro paredes impasibles
y sucias
de tanto ocultar el amor a hurtadillas

era una fría mesa sin sentido
un banco
un rollo de toilet ya prostituido
y un gasneón insolente

era una cama ocupaba casi todo el espacio
era una odiada cama / tierna cama
animal de sudores y de gritos

era una pobre colcha deshilada /manchas de sangre
lamparones de semen y saliva

era una almohada que no tenía objeto
era una sábana que había sido blanca
y éramos dos amantes

eso era todo



Poema Bella de Pablo Neruda



BELLA,
como en la piedra fresca
del manantial, el agua
abre un ancho relámpago de espuma,
así es la sonrisa en tu rostro,
bella.

Bella,
de finas manos y delgados pies
como un caballito de plata,
andando, flor del mundo,
así te veo,
bella.

Bella,
con un nido de cobre enmarañado
en tu cabeza, un nido
color de miel sombría
donde mi corazón arde y reposa,
bella.

Bella,
no te caben los ojos en la cara,
no te caben los ojos en la tierra.
Hay países, hay ríos
en tus ojos,
mi patria está en tus ojos,
yo camino por ellos,
ellos dan luz al mundo
por donde yo camino,
bella.

Bella,
tus senos son como dos panes hechos
de tierra cereal y luna de oro,
bella.

Bella,
tu cintura
la hizo mi brazo como un río cuando
pasó mil años por tu dulce cuerpo,
bella.

Bella,
no hay nada como tus caderas,
tal vez la tierra tiene
en algún sitio oculto
la curva y el aroma de tu cuerpo,
tal vez en algún sitio,
bella.

Bella, mi bella,
tu voz, tu piel, tus uñas
bella, mi bella,
tu ser, tu luz, tu sombra,
bella,
todo eso es mío, bella,
todo eso es mío, mía,
cuando andas o reposas,
cuando cantas o duermes,
cuando sufres o sueñas,
siempre,
cuando estás cerca o lejos,
siempre,
eres mía, mi bella,
siempre.



Poema A Juan Rufo, Jurado De Córdoba de Luis De Gongora



Culto Jurado, si mi bella dama
?En cuyo generoso mortal manto
Arde, como en cristal de templo santo,
De un limpio amor la más ilustre llama?

Tu musa inspira, vivirá tu fama
Sin invidiar tu noble patria a Manto,
Y ornarte ha en premio de tu dulce canto
No de verde laurel caduca rama,

Sino de estrellas inmortal corona.
Haga, pues, tu dulcísimo instrumento
Bellos efectos, pues la causa es bella;

Que no habrá piedra, planta, ni persona,
Que suspensa no siga el tierno acento,
Siendo tuya la voz, y el canto de ella.



Poema Donde La Montaña Es Casi Azul de Jairo Guzmán



seguimos rutas de súbitos recodos. canciones nos recuerdan ceremonias ya
olvidadas. donde la montaña es casi azul, el río semeja el lomo de un
relámpago.

la mantis religiosa yace muerta y las flores de manzanilla son una
constelación en la soledad del arado.
raíces filiformes son cabezas de mandrágora; cabecitas de hombres
decapitados, con los signos del terror en sus rictus mortis.

una horda de animales monstruosos nos puede visitar en los instantes más
difíciles. allí se descubre que el aquerón es una interzona de realidad
por la que es inevitable pasar, para que el ojo se rebase a sí mismo;
para comprender los grandes esfuerzos del sol, su cópula con la tierra
como un abuelo incestuoso, al que le arrojan carretas de trigo
y caderas en sazón.



Poema Albahaca de Walter Morán



Vigilo tu cercanía
te acecho
te cerco.

…Caes en la trampa…

Cuando ya no queda nada
percibo ese olor a albahaca
entre las sábanas.



Poema Juegos De Agua de Dulce Maria Loynaz



Los juegos de agua brillan a la luz de la luna
como si fueran largos collares de diamantes:
Los juegos de agua ríen en la sombra…Y se enlazan
y cruzan y cintilan dibujando radiantes
garabatos de estrellas…
Hay que apretar el agua
para que suba fina y alta…Un temblor de espumas
la deshace en el aire; la vuelve a unir…desciende
luego, abriéndose en lentos abanicos de plumas…

Pero no irá muy lejos…Esta es agua sonámbula
que baila y que camina por el filo de un sueño,
transida de horizontes en fuga, de paisajes
que no existen…Soplada por un grifo pequeño.

¡Agua de siete velos desnudándote y nunca
desnuda! ¡Cuándo un chorro tendrás que rompa el broche
de mármol que te ciñe, y al fin por un instante
alcance a traspasar como espada, la Noche!



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