Poema Habana Tú de Elena Tamargo



Y hoy está crecido el mar
no es que la marea suba por un hecho natural
es que llora Yemayá
Juan Formell

De niña, entre las grietas de la tierra
buscaba en ti mi aurora
a semejanza mía, a semejanza tuya
cuerpo oscuro y esbelto de mi sueño.
Puras ante la espera las imágenes
emisarias de la tarde que caía
pegada a su horizonte.
Tenías en secreto tu espigón de metales
inclinada en tu borde busco el ancla perdida
te busco en el regreso, estás llena de pájaros
vuelve a secar tus manos y cuéntamelo todo.
Era esto el abandono y lo sabías.
Óyeme estos lamentos que me salen ardiendo
yo sólo te deseo,
la sombra de aquel tiempo en ti misma entrevista
con inútil ternura
y tú me dabas fuerza
rendida y dócil como el mar sabe serlo.
Aquel concilio que tantos han cantado
sin una urgencia propia como ésta de este instante.
Tampoco fue tu culpa si no les comprendiste la amargura
faltándoles la leche y el abrigo
te lo dieron todo, vida que no pedías.



Poema Canción De Infancia de Carlos Sahagun



Para que sepas lo que fui de niño
voy a decirte toda la verdad.
Para que sepas cómo fui, aún guardo
mi retrato de entonces junto al mar.

Playa de arena, corazón de arena
hubiera yo querido en tu ciudad.
Que te faltase como me faltaba
-le llamaron post-guerra al hambre- el pan.

Tú con tu casa de muñecas vivas
llenando los rincones de piedad.
Yo, capitán con mi espada de palo,
matando de mentira a los demás.

Si hubieras sido niña rodeada
por todas partes, ay, de soledad,
yo te habría buscado hasta encontrarnos,
hasta ponernos los dos a llorar.

Juntos los dos. Que tu madre nos diga
aquel cuento que no tiene final.
Despertar de la infancia no quisimos
y no sé quién nos hizo despertar.

Pero hoy, que hemos crecido tanto, vamos,
dame la mano y todo volverá.
Somos dos niños que a la vida echaron.
Muchacha -niña-, empieza a caminar.



Poema Eufemismo de Elena Soto García



Es tan terrible decir que te he olvidado
que digo que tengo algodón en la memoria,
para que creas al menos que tu recuerdo me es grato.
Pero nada hay que me lleve a evocarte,
ni el dolor, ni la dicha,
nada.
Rectifico,
me mueve el afán por encontrar un pretexto,
el afán por escribir sobre la palabra eufemismo.
Terrible paradoja
tener que recordarte
para decir amable
que sólo eres algodón en mi memoria.



Poema Dejemos Los Anillos… de José Antonio Cedrón



Dejemos los anillos en su sitio
la gotera del baño, el esforzado sueño.
Escondamos la escoba, por favor
los trapos de cocina.
La borrachera diurna del vecino la borro.
Tapo los viejos diarios con nuestro desarreglo
el tiempo del reloj y de los trenes.
Cerremos las cortinas, las ventanas
permitamos que llegue la penumbra
que nada entorpezca el volumen de los cuerpos
las líneas de la boca.
Ahora la puerta.
Por último el buen ojo abrazado a tus vientos
y empezar a volar, aunque sea un momento:
no estamos para nadie.



Poema Profecía de Juana Castro



Algún día vendrás, sabes que miento,
que no puedo ya más tender la seda
lunar de la esperanza. Algún día
vendrás como una horca, el fiero
corazón guardando la armadura
y los labios en flor como limones
sangrados para el beso.
Peregrino lo sé, sé que algún día
recabarás aquí tu singladura
y yo te aguardaré, aguardaré
tu oído del vacío, sé que miento,
que no oiré nunca más
tu caracola niña. Puede ser
que vengas algún día
de otoño o una noche
de fuego en las ventanas, algún día
puede ser, pero sabes
que miento, yo no sé
si algún día.



Poema Sonrisa de Enrique Jaramillo Levi



A Tatiana, mi primera hija

El día es gris
y están frías mis manos
cuando a través de la ventana
veo agitarse los rosales
en el jardín
azotado por el viento.
Empieza a llover
como un lento aprendizaje
de la naturaleza
hasta que la oscuridad
que ha ido creciendo
entra en mi ánimo.
Oigo un suspiro
leve
a mis espaldas
y me doy vuelta
buscando recuperar el tiempo
de la alegría
en el espacio exacto
que ocupa el pequeño bulto
animado
sobre el tapete.
En su rostro pálido me veo repetido
y pienso que esa sonrisa suya
inocente
es capaz de mover el mundo
en que me muevo
iluminándolo
hasta cortarle las alas
a la tristeza
y restaurar mil veces
el genuino rostro
de la paz.



Poema Hombres Descalzos de Ana Inés Bonnin Armstrong



Grávida luz, me hiere tu silencio;
quéjate, grita, rómpeme la sangre
con un feroz escalofrío.
Será la muerte, sí, pero no importa.
¡Morir hasta que el mundo resucite!
Morir hasta que sean en el mundo
los hombres recorriéndolo descalzos:
¡la humanidad por fin enriquecida!

Hombres descalzos;
por su planta desnuda, justos, buenos.
Hombres que al ir andando en carne viva.
sintieran el dolor de cada hombre
latir en cada piedra que rozaran;
sintieran cada gota de rocío
temblar a cada sed, a cada lágrima,
morir a cada muerte, y gota a gota,
encadenando así nuevos rocíos.

Hombres descalzos;
por su planta desnuda,
sobre la tierra lentos y seguros,
como una enredadera sorprendente,
como si Dios sus águilas postrase,
y fueran en el mundo las palomas.



Poema Canción Nocturna 2 de Leon De Greiff



Mañana sí veré con ojos jubilosos
la luz, la luz del día;

en pleno día miraré la noche fúlgida,
en pleno día oiré sus cánticos, absorto,
los cantos de la noche única!
en pleno día
respiraré el aroma de la noche estremecida!

Yo besaré los labios de la noche:
y mis manos febriles
pondrán presas sus manos tibias
y oprimirán los flancos de la noche
y los muslos -vía láctea-, los muslos siderales de la noche;
y mis manos febriles
retozarán en cálidos oteros
y odorantes colinas
y jardines ocultos de la noche…

Yo escrutaré los ojos de la noche:
me beberé el fulgor de sus pupilas
por saber si es amor ese fulgor…:
-por saber si es amor el hondo efluvio,
el tormentoso exálito que efunde la melena de la noche,
me embriagaré en su bruna cabellera…:
por saber si es amor todo el perfume
que envuelve el cuerpo en ascuas de la noche,
yo estrecharé en mis brazos el cuerpo de la noche…

Mañana sí veré con ojos jubilosos
la luz, la luz del día:

en pleno día miraré la noche fúlgida,
en pleno día oiré sus cánticos, absorto,
los cantos de la noche única!
en pleno día
aspiraré el aroma de la noche estremecida!



Poema Mujer Sola de Mónica Albizúrez Gil



Mejor signo de libertad
no encuentro
que esta noche a solas sin miedo al teléfono
babeando deliciosamente
la almohada
la pierna atravesada
el camisón enrollado
oscuridad total como me gusta
y la seguridad
de que nadie perturbará
mis sueños
hasta que yo misma lo determine

noche autónoma de absoluto silencio
en la que empiezo
como nunca antes
a gustar de mí



Poema Las Dos Alegrías de Juan Ramon Jimenez



¡Qué alegre, en primavera,
ver caer de la carne
del invierno el vestido,
dejándola en errante
amistad con las rosas,
también de carne amable!

Ahora, en el otoño,
¡qué alegre es ver cuál cae
la carne del estío,
del espíritu, dándole
por amigas las hojas
secas inmateriales!



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