Poema Ejercicio Matinal de Néstor Martínez



Inhala, exhala
Inhala, exhala
Inhala, exhala
… hasta secar
en el fondo,
la pega.
Niños en la plaza.



Poema Desvelo de Néstor Martínez



Luz fantasmal
se posa sobre el jardín
sobre el techo de las casas
en la altura de los árboles
quietud de luna llena
inunda mi cuarto
retroceden las sombras presurosas
mi rostro en la ventana
atestigua la magia nocturna
el hechizo de las estrellas
portal del misterio
abierto a mis sueños
avanza la noche
hacia la muerte luminosa
que asoma, tímida,
con sus rayos de muerte…



Poema Desolación de Néstor Martínez



Busca la brisa
entre el desierto negro
algún vestigio verde
en el cual posar su afán.
Levanta curiosa
nubes breves
pequeñas y brillantes
soplando la superficie.
Eleva pedazos del cadáver
sobre torbellinos juguetones
polvo sobre polvo revuelve
tratando de insuflarle la vida
Traviesa se desliza presurosa
hacia el atardecer
dejando tras de ella
una estela de muerte
que le dice adiós desesperada..



Poema Daltonikon de Néstor Martínez



Los que transformaron su nacionalidad y lenguaje para sobrevivir
(puertorriqueños en Nueva York, cubanos en Miami
o mexicanos en California)
los que mueren de soledad en sus apartamentos,
o dentro de un carro,
los explotados por las embajadas y consulados
organizaciones, empresarios, coyotes, abogados, policías,
políticos y familiares,
los que apenas saben leer y escribir pero que
mantienen la economía del país
(más de dos mil millones de dólares frescos anuales en los últimos 17 años,
sin tomar en cuenta todos los negocios
alrededor de los hermanos lejanos).
los que mueren aplastados en el freeway,
ahogados en las playas de San Diego,
congelados en las montañas o de sed en el desierto
en busca de la oportunidad que nunca tuvieron,
los que tienen un feo monumento en la autopista Sur
(realizado porque sobró dinero de la construcción de un paso a desnivel)
los que son el orgullo nacional pero que cuando mueren nadie los recuerda,
(María Chicas y su hija María Aurora, de cinco años, murieron en un incendio.
El Consulado de El Salvador no contestó las llamadas de la agencia EFE),
Los que salieron maldiciendo la miseria, la criminalidad,
las amenazas de muerte, al gobierno,
los vendedores de documentos falsos en la Alvarado,
de pupusas en cualquier lugar que lleguen,
los negociantes más prósperos,
los que nunca descansan,
los más hospitalarios del mundo,
los que siempre preguntan si ya comiste,
los que superaron las mafias empresariales y políticas
y triunfan a golpe de verdadero trabajo.
Los salvadoreños,
los más vergones del mundo.



Poema Colores de Néstor Martínez



La tristeza es roja
El invierno verde
Blanco de luto
Noches amarillas
Negro de la alegría
Tierra rosada
El amor es café
Colores…
algún día
descubriré sus secretos.



Poema Cielo Y Tierra de Néstor Martínez



He subido la colina
con mis manos alzadas
para tocar el cielo.
He deslizado por la suave pendiente
acariciando la hierba
Exhalar, suspirar y aspirar,
aspirar, suspirar y exhalar.
Humedecer el cuerpo
en el ejercicio de subir y bajar las colinas
extender los brazos en el éxtasis
alcanzar la felicidad
con un grito salvaje,
en el cielo y en la tierra…



Poema Atardecer de Néstor Martínez



Dedos de sol
atraviesan la floresta,
y con su toque mágico,
cual Midas milagroso,
la llena de tonalidades
verdes, doradas y amarillas.
Por el contorsionado camino
regresa la vacada,
dejando tras de sí una estela de oro…
Agoniza la tarde entre el silencio de la campiña,
vuelvo mis pasos,
cargo el sol sobre mis espaldas,
y sigo mi sombra,
de regreso a casa…
con la magia en mis pupilas.



Poema Ansias de Néstor Martínez



Deja que mis manos,
sombra,
no se extiendan inútil
en la oscuridad,
deja que acaricien tu rostro
si tenerlo no puedo,
si verlo no consigo,
No esperes la madrugada
para confundirte con la luz
no me dejes resignado
a esperar la noche
para rogarte de nuevo.
Acércate, sombra,
déjame tu frío
para aplacar el calor que me abraza,
la fiebre de mis sueños,
el dolor de ya no tenerte…



Poema Allí Estamos de Néstor Martínez



En el calor del trópico
En el silencio de la noche
En el murmullo del mar
En el rozar del viento
En el sol ardiente
En el canto del ave
En el rosado amanecer
En el apacible ocaso
En la turbulencia del huracán
En la brisa matinal
En la ausencia de nuestra voz
En el recuerdo de nuestro tiempo
En la monotonía de la lluvia
En la espera de la esquina
En el latir acelerado del corazón
En la carcajada limpia
En el trepidar del fuego
En la hierba salvaje
En la selva perdida
En el rugido del jaguar
En el silencio cuando nos miramos
En el tacto de nuestras manos
En el camino que lleva a casa…



Poema Oración Por El Cuerpo de Nelly Keoseyán



Abusé de tí, malamada.
Te maltraté como al peor de los esclavos.
Te obligué a desnudarte ante los otros,
a descender conmigo hasta los bajos fondos.
Eras objeto de saciedad y de goce:
Acudías como una perra obediente a mi llamado.
Cuántos pasaron por encima de ti
como caballos pisoteando la hierba.
Cuántos bebieron de tu simiente
la savia de la sabiduría.
Corté todas las rosas del jardín.
No floreció ni una sola semilla.

He de morir contigo.
Y de nosotras
no quedará ni una huella.



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