Poema Dios, Centro Del Alma de Lope De Vega



Si fuera de mi amor verdad el fuego,
él caminara a tu divina esfera;
pero es cometa que corrió ligera
con resplandor que se deshizo luego.

¡Qué deseoso de tus brazos llego
cuando el temor mis culpas considera!
mas si mi amor en ti no persevera,
¿en qué centro mortal tendrá sosiego?

Voy a buscarte, y cuanto más te encuentro,
menos reparo en ti, Cordero manso,
aunque me buscas tú del alma adentro.

Pero dime, Señor: si hallar descanso
no puede el alma fuera de su centro,
y estoy fuera de ti, ¿cómo descanso?



Poema Dice El Mes En Que Se Enamoró de Lope De Vega



Érase el mes de más hermosos días,
y por quien más los campos entretienen,
señora, cuando os vi, para que penen
tantas necias de Amor filaterías.

Imposibles esperan mis porfías,
que como los favores se detienen,
vos triunfaréis cruel, pues a ser vienen
las glorias vuestras, y las penas mías.

No salió malo este versillo octavo,
ninguna de las musas se alborote
si antes del fin el sonetazo alabo.

Ya saco la sentencia del cogote,
pero si como pienso no le acabo,
echárele después un estrambote.



Poema Después Que Acabó Belardo de Lope De Vega



Después que acabó Belardo
de distribuir sus bienes,
estando presente Filis
por cuya causa padece,

mandó que su testamento
segunda vez se leyese,
porque quiere confirmallo
por si desta vez muriese;

dijo, después de leído:
«?Pido a Filis, si quisiere,
que después de sepultado
jamás de mi no se acuerde,

porque podrá su memoria
a aqueste siglo volverme,
a recebir por un gusto
dos mil desabridas muertes;

que se olvide de mi amor,
aunque mi amor no merece,
por ser amor verdadero,
paga tan torpe y aleve;

y que se olvide también
que me dijo muchas veces:
«Belardo, si te olvidare
cielos y tierra me dejen»;

y que rompa por su gusto
los desdichados papeles
do la descubrí mi pecho,
o por mejor, que los queme;

y que no tenga memoria
de los pasados placeres,
de que fue Belardo autor,
porque después no le pese.

Que se olvide de mis cosas,
pues que la enfadaron siempre,
y que se acuerde que dijo:
«Belardo, vivo con verte».

De aquesto tenga memoria,
que pues vivía con verme,
no ha sido razón de amor
a tanto extremo traerme?».

No puede la bella Filis
disimular, aunque quiere,
el amor mucho que brota
de lo que en el alma tiene.

Sin querer lo han descubierto
unas lágrimas que vierte
de su lastimado pecho
adonde amor vivió siempre.

Llorando llegó al pastor,
y como el pastor la siente,
procura recebilla
en el alma antes que llegue.

Y levantando sus brazos
espera ver lo que quiere,
y las lágrimas suaves
lengua y palabras detienen;

y estando las lenguas mudas
bien por los ojos la entiende
Belardo que dice Filis:
«Tuya soy mientras viviere».



Poema Desmayarse, Atreverse, Estar Furioso de Lope De Vega



Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.



Poema Deseando Estar Dentro De Vos Propia de Lope De Vega



Deseando estar dentro de vos propia,
Lucinda, para ver si soy querido,
miré ese rostro que del cielo ha sido
con estrellas y sol natural copia;

y conociendo su bajeza impropia,
vime de luz y resplandor vestido,
en vuestro sol como Faetón perdido,
cuando abrasó los campos de Etiopia,

Ya cerca de morir dije: «Tenéos,
deseos locos, pues lo fuistes tanto,
siendo tan desiguales los empleos».

Mas fue el castigo, para más espanto,
dos contrarios, dos muertes, dos deseos,
pues muero en fuego y me deshago en llanto.



Poema Desde Que Viene La Rosada Aurora de Lope De Vega



Desde que viene la rosada Aurora
hasta que el viejo Atlante esconde el día,
lloran mis ojos con igual porfía
su claro sol que otras montañas dora;

y desde que del caos adonde mora
sale la noche perezosa y fría,
hasta que a Venus otra vez envía,
vuelvo a llorar vuestro rigor, señora.

Así que ni la noche me socorre,
ni el día me sosiega y entretiene,
ni hallo medio en extremos tan extraños.

Mi vida va volando, el tiempo corre,
y mientras mi esperanza con vos viene,
callando pasan los ligeros años.



Poema Dedicatoria De La Lira Con Que Piensa Celebrar Su Belleza de Lope De Vega



A ti la lira, a ti de Delfo y Delo,
Juana, la voz, los versos y la fama,
que mientras más tu hielo me desama,
más arde Amor en su inmortal desvelo.

Crióme ardiente salamandra el cielo,
como sirena a ti, menos la escama,
para ser mariposa no eres llama,
fuerza será mariposear en hielo.

Mi amor es fuego, elementar segundo,
de Scitia tu desdén los hielos bebe;
tal imposible a mi esperanza fundo.

Pues a decir que fuéramos se atreve
(cuando no los hubiere en todo el mundo)
yo Amor, Juana desdén, su pecho nieve.



Poema De Una Virgen Hermosa de Lope De Vega



De una Virgen hermosa
celos tiene el sol,
porque vio en sus brazos
otro sol mayor.

Cuando del Oriente
salió el sol dorado,
y otro sol helado
miró tan ardiente,
quitó de la frente
la corona bella,
y a los pies de la estrella
su lumbre adoró,
porque vio en sus brazos
otro sol mayor.

«Hermosa María,
dice el sol vencido,
de vos ha nacido
el sol que podía
dar al mundo el día
que ha deseado».
Esto dijo humillado
a María el sol,
porque vio en sus brazos
otro sol mayor.



Poema De Una Recia Calentura de Lope De Vega



De una recia calentura,
de un amoroso accidente,
con el frío de los celos
Belardo estaba a la muerte.

Pensando estaba en la causa,
que quiso hallarse presente
para mostrar que ha podido
hallarse a su fin alegre.

De verle morir la ingrata
ni llora ni se arrepiente,
que quien tanto en vida quiso
hoy en la muerte aborrece.

Empezó el pastor sus mandas
y dice: «?Quiero que herede
el cuerpo la dura tierra,
que es deuda que se le debe;

sólo quiero que le saquen
los ojos y los entreguen,
porque los llamó su dueño
la ingrata Filis mil veces.

Y mando que el corazón
en otro fuego se queme,
y que las cenizas mismas
dentro de la mar las echen;

que por ser palabras suyas
en la tierra do cayeren
podrán estar bien seguras
de que el viento se las lleve.

Y pues que muero tan pobre
que cuanto dejo me deben,
podrán hacer mi mortaja
de cartas y papeles;

y de lo demás que queda
quiero que a Filis se entregue
un espejo por que tenga
en qué se mire y contemple.

Contemple que su hermosura
es rosa cuando amanece,
y que es la vejez la noche
a cuya sombra se prende;

y que sus cabellos de oro
se verán presto de nieve,
y con más contento y gusto
goce las horas que duerme?».



Poema De Qué Me Avisas de Lope De Vega



«?Di, Zaida, ¿de qué me avisas?
¿Quieres que muera y que calle?
No des crédito a mujeres
no fundadas en verdades;

que si pregunto en qué entiendes
o quién viene a visitarte,
son fiestas de mi tormento
ver qué visitas te aplacen.

Si dices que estás corrida
de que Zaide poco sabe,
no sé poco, pues que supe
conocerte y adorarte.

Si dices son por mi causa
las que en el rostro te salen,
por la tuya con mis ojos
tengo regada tu calle.

Confiesas que soy valiente,
que tengo otras muchas partes;
pocas tengo, pues no puedo
de una mentira vengarme.

Mas si ha querido mi suerte
que ya el quererte te canse,
no pongas inconvenientes
mas de que quieres dejarme.

No entendí que eras mujer
a quien novedad aplace,
mas son tales mis desdichas,
que en mí lo imposible hacen;

hánme puesto en tal extremo
que el bien tengo por ultraje:
alabasme para hacerme
la nata de los galanes.

Yo soy quien pierdo en perderte
y gano mucho en ganarte,
y aunque hablas en mi ofensa
no dejaré de adorarte.

Dices que si fuera mudo
fuera posible adorarme;
si en tu daño no lo he sido,
enmudezca el desculparme.

Si te ha ofendido mi vida,
quieres señora matarme,
basta decir que hablé [e]
para que el pesar me acabe.

Es mi pecho calabozo
de tormentos inmortales,
mi boca la del silencio,
que no ha menester alcaide.

Que el hacer plato y banquetes
es de hombres principales,
mas dalles de sus favores
sólo pertenece a infames.

Zaida cruel, que dijiste
que no supe conservarte,
mejor te supe obligar
que tú has sabido pagarme.

Mienten los moros y moras,
miente el infame de Tarfe,
que si yo le amenazara
bastara para matarle.

A ese perro mal nacido
a quien yo mostré el turbante,
no fío yo dél secretos,
que en bajos pechos no caben.

Yo le he de quitar la vida
y he de escribir con su sangre
lo que tú Zaida replico:
Quien tal hizo, que tal pague?».



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