poemas vida obra pierre de ronsard

Poema A Su Amada de Pierre De Ronsard



Mi pequeña palomita,
mi pequeña, toda linda,
perlita mía, besadme:
con la boca toda llena
de amor, quitadme la pena
de mi amoroso cuidado.

Cuando yo os diga: niña mía
acercaos, necesito
nueve besos a la vez,
dadme solamente tres,
como los que Diana guerrera
le. dio a Febo su hermano
y la Aurora a su viejo…
Luego, retirad la boca,
y lejos, toda esquivez,
huid con pie bullicioso.

Como un toro por el prado
corre detrás de su amada,
así yo, lleno de ira,
correré, loco, tras vos,
y sujeta con fuerte mano
os retendré, de igual modo
que un águila al tembloroso pichón.
Entonces, fingiéndoos ruborosa
de darme los otros besos,
iniciaréis vos el gesto.

Pero en vano estaréis colgada
de mi cuello, esperando
(los ojos un poco bajos)
perdón de mi pecho herido.
Pues en lugar de seis he de pediros
más besos que estrellas nunca
tuviera el cielo; más que arena
se acumula en la orilla
arrastrada por el agua
cuando airada se estrella contra las rocas.

Versión de L. S.



Poema Toma Esta Rosa de Pierre De Ronsard



Toma esta rosa -amable cual tú eres;
rosa entre rosas bellas la más rosa;
diosa en flor entre flores la más diosa
de las Musas, la Musa de Citeres.

Recíbela y ofrécele piadosa
tu seno, pues mi corazón no quieres…
(Corazón, rosa mustia, nada esperes;
sangre sin fin tu herida dolorosa.

La rosa y tú han sólo una semblanza:
no más un sol la rosa tendrá vida;
¡mil soles tú pervives de esperanza!

Si al menos, corazón, rosa transida,
marchitarte pudieras en bonanza,
cual la rosa en su pecho recogida! )

Versión de Carlos López Narváez



Poema Soneto Para Helena de Pierre De Ronsard



Vencida por los años, en la dulce tibieza
del hogar y la luz albos copos hilando,
dirás embelesada mis versos recordando:
Ronsard cantó los días de mi feliz belleza.

Ya no habrá quién recoja de tu voz la tristeza,
ni esclava soñolienta que el percibir el blando
rumor en que me nombras, dichosa despertando
con férvida loanza bendiga tu realeza.

Mi cuerpo bajo tierra, tan sólo ya mi alma
Yagará de tus mirtos umbrosos en la calma,
mientras tú, cerca al fuego, te acoges aterida.

Y has de llorar entonces esa altivez insana…
No te niegues, escúchame, no esperes a mañana:
cíñete desde ahora las rosas de la vida.

Versión de Carlos López Narváez



Poema Soneto A Casandra de Pierre De Ronsard



¿Qué dices, niña, qué haces diariamente?
¿Me recuerdas? ¿Qué piensas? ¿Qué te apena?
¿No te aflige mi pena permanente
así como tu imagen me envenena?

Ante mis ojos siempre estás presente.
Tu amor, ardiendo, el corazón me llena.
Distante te contemplo y te oigo ausente
y ningún otro amor en mí resuena.

Están fijos tus ojos en mi mente
y tu risa y tu voz con que deliro
están en mí grabadas de igual modo.

Te siento mia y, si me siento ausente,
es porque vivo en tí y en tí respiro,
mi único bien, mi corazón, mi todo!

Versión de Andrés Holguín



Poema Soneto de Pierre De Ronsard



¿Qué decís y qué hacéis, niña mía?
¿En qué soñáis? ¿Pensáis acaso en mí?
¿Acaso no os preocupa mi desmayo,
y este penar por vos que me envenena?

Por vuestro amor mi corazón se agita
y ante mis ojos yo os veo sin cesar,
ausente os escucho y aun os oigo,
y sólo vuestro amor suena en mi pensamiento.

Siempre están vuestros ojos, vuestras gracias
y encantos
en mí grabadas y también los lugares
donde os viera danzar, leer y hablar.

Os tengo como mía, y si yo no soy mío,
vos sois la sola que en mi pecho respira,
mi ojo, mi sangre, mi desgracia y mi bien.

Versión de L. S.



Poema Siempreviva de Pierre De Ronsard



Para que así de siglo en siglo sobreviva
la perfecta amistad que Ronsard te profesa,
la razón ofuscada por tu pura belleza
y en tus brazos gemelos la libertad cautiva;

para que sepa el mundo que estaba siempre viva
tu imagen en mi sangre y en mi memoria impresa
y que mi alma rendida sólo de ti está presa,
hoy te envío mi amor con esta Siempreviva.

Ella perdurará largo tiempo fragante.
-Te haré, después de muerta, vivir perpetuamente,
tanto puede el empeño de un servidor amante

que al honrarte pretende honrar la virtud suma.
Tu nombre, como Laura, vivirá eternamente,
al menos lo que vivan los libros y la pluma.

Versión de Andrés Holguín



Poema Muerte De María de Pierre De Ronsard



Como se ve en la rama de mayo abrir la rosa,
fulgente de hermosura, su primor florecido;
y al mismo sol, de celos sentirse estremecido
sin ella deja el alba su lágrima radiosa;

Y la gracia en sus pétalos recogerse amorosa,
y en el jardín y el árbol su aroma trasfundido,
o en estivales fuegos, o por la lluvia herido,
deshojarse su cáliz y morir silenciosa;

Tal en la primavera de tu ser esplendente,
cuando el mundo y los cielos diademaban tu frente,
rendida por la Parca ya en cenizas reposas…

Recibe por ofrenda mi llanto y mis clamores,
y esta copa votiva y esta lluvia de flores:
vivo o muerto, que sea tu cuerpo sólo rosas.

Versión de Carlos López Narváez



Poema Envío De Flores de Pierre De Ronsard



Hoy te envío estas flores que mi mano
acaba de cortar recién abiertas,
que de no recogerlas hoy temprano
las habría encontrado el alba yertas.

Ellas recuerdan el destino humano,
porque tus gracias y bellezas ciertas
se agostarán en día no lejano
y estarán, pronto, como flores, muertas.

Se va el tiempo, mi amiga… mas no es cierto:
somos nosotros, !ay! , los que nos vamos.
Ni de ti ni de mí quedará huella.

Y cuando tú estés muerta y yo esté muerto,
nada habrá de este amor de que hoy hablo
ámame, entonces, mientras eres bella.

Versión de Andrés Holguín



Poema El Ramo Que Os Envío de Pierre De Ronsard



Fue para vos para quien yo, Señora,
cortó al rosal las flores que os envío;
no hacerlo así y el vendaval o el frío
las agostaran antes de la aurora.

Ejemplo os dan, que si lucís agora
de impar beldad mirífico atavío,
pensad también que el tiempo ciego, impío
todo lo va royendo hora tras hora.

Pasan, fugan, esfúmanse los días;
lo que hoy somos será muerta ventura
del incierto mañana en las umbrías.

de mi rendido amor no estáis segura?
Pasan las horas, fúganse vacías…
Por qué no darme en flor vuestra hermosura?

Versión de Carlos López Narváez



Poema Canción Ii de Pierre De Ronsard



A Casandra

Vamos, Linda, a ver si la rosa
que abrió su pecho, esplendorosa,
a los primeros ímpetus del sol,
altiva, esbelta, iridescente,
bajo la lumbre atardecente
copia aún de tu faz el arrebol.

¡Ah! Mira con cuanta presteza
sobre la tierra su belleza
hoja por hoja descendió…
Fiera madrastra la Natura,
la flor en ella sólo dura
el tiempo que la luz la acarició.

Si pues mi amor tu fe merece,
en tanto que tu edad florece
en su más bella y fresca novedad,
recoge de la prirnavera
tu flor… Ya ves: locura fuera
esperar que se mustie su beldad.

Versión de Carlos López Narváez



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