Poema La Trasfiguración de Luis Rosales
Siento tu cuerpo entero junto al mío;
tu carne
                 es
                         como un ascua,
fresca e imprescindible
que está fluyendo hacia
mi cuerpo, por un puente
de miel lenta y silábica.
Hay un solo momento en que se junta
el cuerpo con el alma,
y se sienten recíprocos,
                                                  y viven
su trasfiguración,
                                    y se adelantan
el uno al otro en una misma entrega,
desde su mismo origen deseada.
Siento tus labios en mis labios, siento
tu piel desnuda y ávida,
y siento,
                 ¡al fin!
                              esa frescura súbita
como una llamarada
de eternidad, en que la carne deja
de serlo y se desata,
se dispersa en el vuelo,
                                                  y va cayendo
en la tierra sonámbula
de tu cuerpo que cede interminable-
mente cediendo,
                                   hasta
que el vuelo acaba y ya la carne queda
quieta, milagreada,
y me devuelve al cuerpo,
                                                       y todo ha sido
un pasmo, un rebrillar y luego nada.