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Poema Ipandro Acaico de Ignacio Montes De Oca Y Obregó



Triste, mendigo, ciego cual Hornero,
Ipandro a su montaña se retira,
sin más tesoro que su vieja lira,
ni báculo mejor que el de romero.

Los altos juicios del Señor venero,
y al que me despojó vuelvo sin ira
de mi mantel pidiéndole una tira,
y un grano del que ha sido mi granero.

¿A qué mirar con fútiles enojos
a quien no puede hacer ni bien ni daño,
sentado entre sus áridos rastrojos,

y sólo quiere en su octagésimo año,
antes que acaben de cegar sus ojos
morir apacentando su rebaño?



Poema Al Sol de Ignacio Montes De Oca Y Obregó



¡Oh Sol! Yo amé tu luz, yo amé tu fuego.
Acarició en los trópicos mi frente
tu roja lumbre, para mí clemente,
y bienestar me dio, paz y sosiego.

Hoy tus favores a pedir me niego,
mi helado tronco tu calor no siente,
tu rayo ofusca mi ojo deficiente…
¡Inicuo Sol, me estás dejando ciego!

¿Acaso te ofendí, porque tus galas
y tu fulgor troqué por el estudio
al brillo de la lámpara de Palas?

¿O porque de la Luna enamorado,
a sus destellos pálidos, preludio
los cánticos que tú me has inspirado?





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