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Poema Pue´que Me Rajara de Carlos Rivas Larrauri



¿Que vaya yo a verla?… ¡Ni manque esté loco¡
¡Antes qu´ir a verla, primero me matan!
Pa mi, como muerta;
a mí no m´importa qu´esté güena o mala;
yo no tenga culpa de lo que le pasa.
Y… mira, mi cuate, por lo que más queras,
no güelvas a hablarme d´esa desgraciada;
ni quero oir su nombre,
ni quero, ya d´ella saber ni palabra.

Tu sabes, mi hermano, que yo la quería con todita mi alma;
harto a ti te costa qui a naide en el mundo, crioque ni a mi madre,
¡ni a mi madre santa he querido tanto como a aquella ingrata…!
¿Pa´quén trabajando me pasaba el día?… ¿Pa´quén era todo lo que yo ganaba?..
¿Pa´quién mi cariño?… ¿Pa´quén mi costancia?..
Y aluego… ¿pa´qué? Dimpués de todo eso, ya vites, manito, cómo jue la paga…
Dendi antes, mucho antes qu´ella se largara,
yo vide clarito que ya mi cariño no le daba di ala;
yo vide clarito qu´estaba a desgusto; ya no era la mesma mujer de su casa;
ya era sólo el lujo lo qué le cuadraba.. Y como soy probe,
y pa ella era poco lo que yo ganaba, no quiso la indina seguir siendo honrada,
s´echó pa la calle… se tiró a la vida… y jue una de tantas…

Y ora qui han pasado dos años de qui anda
rodando y rodando mesmamente como si juega hilacha;
ora qu´está probe; ora qu´está mala;
ora que no tiene quen si ocupe d´ella,
ni quén se priocupe de lo que le pasa;
ora que ricuerda que cuando era guena nada le faltaba,
ora es cuando qu~e que yo la perdone
y que vaya a verla, pero… ¡qué esperanzas¡

¡Antes qu´ir a verla primero me matan!

Pero, oye, manito.. . aguárdati un pelo;
hazme una valona antes que te vayas; di ai sobre la mesa agarra esos jierros,
son los de mi raya.
Llévaselos todos… llévaselos luego.
No vaya a ser cosa de que li hagan falta…
Pero eso sí; júrame que no has de decirle de mí una palabra…
No quero que sepa que mi ocupo d´ella,
No quero que sepa ni quén se los manda,
porque, si si alivia, pue ser qui algún día,
la muy atascada, si alcanzara el punto de venir a verme
pa darme las gracias, y si viene a verme y en sus ojos prietos
-más prietos que su alma-, deviso que bulle siquera una lágrima,
pue que me ricuerde de cuando la quise con todita mi alma;
pues que me ricuerde que sólo vivía resollando el aigre qu´ella resollaba;
pue ser que de nuevo me buiga esta cháchara,
y manque he jurado que nada ni naide,
por nada del mundo, mi hará perdonarla,
si ansina sucede… si ansina ricuerdo…
si miro en sus ojos siquera una lágrima…
antonces, mi cuate… ¿pa qué he d´engañarte?
Manque soy muy hombre… ¡pue que me rajara!



Poema Porque Me Quité Del Vicio de Carlos Rivas Larrauri



No es por hacerles desaigre…
Es que ya no soy del vicio…
Astedes mi lo perdonen,
pero es qui hace más de cinco
años que no tomo copas,
onqui ande con los amigos…
¿Qué si no me cuadra?…¡Harto!
Pa que he di hacerme el santito:
he sido reteborracho;
¡como pocos lo haigan sido!
¡Perora si ya no tomo,
manque me lleven los pingos!
Dendi antes que me casara
encomencé con el vicio;
y, aluego, ya de casado
también le tupí macizo…
¡Probecita de mi vieja!
¡Tan güena siempre conmigo…!
¡Por más que l´hice sufrir
nunca me perdió el cariño!

Era una santa la probe,
y yo con ella un endino;
nomás porque no sufriera
llegué a quitarme del vicio,
pero, poco duró el gusto,
la de malas se nos vino
y una nochi redepente,
quedó com´un pajarito.
Dicen que juel corazón…
Yo no sé lo que haiga sido;
pero sento en la concencia
que jue mi vicio cochino
el quizo que nos dejara
solitos a mí y a m´hijo,
¡un chilpayate di ocho años
que quedaba güerfanito
a ledá en qui hace más falta
la madre con su cariño!

Me sentí disesperado
de verme solo con mhijo…
¡Probecita criaturita!
Mal cuidado…mal vestido
sempre solo…¡Ricordando
al ángel que´bia perdido!

Entonces pa´no pensar
golvi a darle recio al vicio,
porque poniéndome chuco,
me jallaba más tranquilo,
y cuando yastaba briago
y casi jueras de juicio,
parece que mi dijunta
taba allí, ¡junto conmigo!

Al salir de mi trabajo
m´iba yo con los amigos,
y, aluego, ya a medios chiles,
mercaba yo harto refino
y regresaba a mi casa
onde mi aguardaba m´hijo;
y allí, ¡duro!, trago y trago,
hasta ponerme bien pítimo…

¡Y aistaba la tarugada!
Ya endinantes les he dicho
lueguito vía a mi vieja
que llegaba a hablar conmigo
y encomenzaba a decirme
cosas de mucho cariño,
y yo, a contestar con ella,
como si fuera dialtiro
cierto lo questaba viendo,
en tan mientras que mhijo
si abrazaba a mi asustado
diciéndome el probe niño:

«¿Onde está mi mamacita?
Dime on tá, papacito…
¿Es verdad que testá hablando?
¿Cómo yo no la deviso…?»
«Pos qué no la ve, tarugo,
¡vaye que li haga cariños!»
¡Y el probecito lloraba
y pelaba sus ojitos
buscando ritiasustado
a aquella a quen tanto quiso…!

Una noche, al regresar
destarle dando al oficio,
llego y, al abrir la puerta,
¡ay Jesús, lo que deviso!
Hecho bola sobre el suelo,
taba tirado mi niño,
risa y risa comun loco,
y pegando chicos gritos…

«¿Qué te pasa?…¿Qué sucede…?
¿Ti has güelo loco dialtiro…?»
Pero intonces, en la mesa,
videl frasco del refino,
que yo bia dejado lleno,
enteramente vacío.

Luego luego me di cuenta
y me puse retemuino:
«¿Qui has hecho, escuincle malvado»
¡Ya bebites el refino…!
«¡Paqui aprendas a ser güeno,
voy a romperte l´hocico…!»

Y luego con harto susto
que l´hizo golver al juicio,
y con una voz di angustia
que no he di olvidar, me dijo:

«¡No me pegues…no me pegues…!
No soy malo, papacito.
¡Jue pa ver a mi mamita
como cuando habla contigo!
¡Jue pa quella me besara
y mhiciera hartos cariños!»

Dendentonces ya no tomo
onqui ande con los amigos…
No es por hacerles desaigre,
pero ya no soy del vicio…
Y cuando quiero rajarme
porque siento el gusanito,
de tomarme alguna copa,
nomás mi acuerdo de mhijo
y entonces si ya no tomo
¡manque me lleven los pingos…!





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