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Poema Noticias Buenas Y Malas de Azarias Pallais



Noticias buenas y malas.
Siempre la tragi-comedia.
Libres. Esclavos. Paz. Balas.
Modernismo y edad media.
Y bárbaros, sobre todo.
La barbarie nunca falta.

El hombre, fiera, sin modo
sobre sus víctimas, salta.
Sus víctimas!, si pudieras
contarlas! No, no podrías,
arrojadas, en las eras
hondas de las tiranías.

Nerón-Calles. Y tus labios
manchados por este nombre.
Homo Sapiens de los sabios,
homo lupus es el hombre
sin Jesús. Y punto y coma.

Lindbergh vuela, vuela, vuela.
Yanquilandia, mitad Roma
y mitad Cartago, vela.
De tanto velar, se enreda.
Y aunque no se ve camino,
todos pasan, sólo queda
indeclinable Sandino.

Por sus pequeños hermanos
¡Dios se lo pague! Sandino
protesta con las dos manos
alzadas. Será molino
de viento, como los otros?
Será juego del interés?
Y que relinchen los potros?
Y que hablemos en inglés?



Poema Los Caminos Después De La Lluvia de Azarias Pallais



Desde que era muy niño, saltaba de alegría
cuando la fresca lluvia de los cielos caía.

Chorros de los tejados, vuestro rumor tenía
el divino silencio de la melancolía.

Los niños con las manos tapaban sus oídos,
y oyendo con asombro los profundos sonidos

del corazón, que suena como si fuera el mar,
sentían un deseo supremo de llorar.

Y como por la lluvia, todo era interumpido,
se bañaban las cosas en un color de olvido.

Y vagaban las mentes en un ocio divino,
muy propicio a los cuentos de Simbad el Marino.

Las lluvias de mi tierra me enseñaron lecciones…
con Alí Babá, pasan los cuarenta ladrones.

Y cantaban mis sueños en la noche lluviosa:
Lámpara de Aladino, lámpara milagrosa!

Y al caer de la lluvia, la criada más antigua
desgranaba sus cuentos en una forma ambigua.

Otro de los milagros que en la lluvia yo canto
es que, al caer sus linfas, se pone un nuevo manto

mi ciudad, que al lavarse… yo pienso en una de esas
austeras e impecables ciudades holandesas:

una ciudad lavada, sin polvo, nuevecita,
donde reza el aseo de su plegaria bendita…

Son todos los caminos como flor de aventura
para el dulce Quijote de la Triste Figura.



Poema Entierro De Pobre de Azarias Pallais



Entierro de pobre, ya sabes, amigo.
No quiero que vengan los otros conmigo.

Los otros, aquellos del otro camino,
los que me dijeron: es agua tu vino.

Los que sacudieron mi rama florida.
Para tejer burlas, en charlas subida.

Entierro de pobre, ya sabes, amigo.
Sin flores horribles de trapo, contigo,

y mis cuatro hermanos bellos, silenciosos,
sin esa etiqueta, sin esos curiosos,

sin los obligados que dicen: debía
venir al entierro y en charla vacía,

prosiguen narrando su gracioso cuento.
Entierro de pobre. Mi acompañamiento

será de pocos. La misa temprano,
de aquel padre Valle, canto gregoriano,

en iglesia pobre y un solo cantor
misa verdadera de Nuestro Señor.

También te suplico, me libres, hermano,
del insulto magno. Al diario profano,

que a diario blafema, dile, que no es cierto,
que quién le ha contado que me hubiese muerto

que estoy bueno y sano y así no dirán
sus majaderías de parrampamplán:

noble, generoso, digno, caballero,
ciudadano probo, patriota sincero,

de firme carácter, hombre superior…:
y otros disparates del mismo color.

Acuérdate hermano de todos aquellos
versos de mis libros, silenciosos, bellos.

Del &quotAgua Encantada» de estos mis &quotCaminos»
que son el consuelo de los peregrinos,

de &quotEspumas y Estrellas:, del &quotLibro Menor»
que a todos encanta por su buen olor.

Entierro de pobre, ya sabes, amigo.
No quiero que vengan los otros conmigo.



Poema Ahora Que Estás Iluminado de Azarias Pallais



Ahora que estás iluminado
hueles tanto, que nunca las más perfectas rosas
supieron hasta dónde llega tu buen olor;
como la Magdalena, tus manos olorosas
ya tocan los fragantes pies de Nuestro Señor,
ahora que que estás iluminado.

Ahora que estás iluminado
es de cielo tu boca, son de gloria tus labios,
pues gustan en la mesa del reino. Tontería
el néctar de los dioses, el vino de los sabios
y las viandas insulsas de la teosofía,
ahora que estás iluminado.

Ahora que estás iluminado
tocas al Que nos toca divinamente. ¡Manos
más dichosas las tuyas!, tus manos tocadoras.
Tocas, estás tocando con tus dedos cercanos,
a Jesús, el Espejo sin mancha de las horas,
ahora que estás iluminado.





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