Colección de Poemas De Perdón




Poema La Carne Hecha Verbo de Beatriz Zuluaga



Como la araña hembra devora al macho
en la noche tejida,
así quisiera que cayeras
a la hora exacta del deseo.
Y así solos haremos el rito dionisíaco del amor
sin importarnos que las campanas callen,
que el viento gima con su quilla quebrada,
que las gaviotas pierdan su brújula en los mares
y la noche se estrelle en un alba imprevista.
Nosotros entre tanto
estaremos levantando un mundo tejido a besos
bebiendo a bocanadas tú mi azúcar
yo tu sal,
para después en la húmeda arena del placer
reinventar el deseo
porque siempre habrá una piel nueva,
otra saliva dulce para beber los labios
y la verdad de la carne hecha verbo
en la palabra amor.



“Las Ilusiones del 2009” – Concurso de CCC en el que se otorgaron 5 becas para aprender inglés

“Las Ilusiones del 2009” – Concurso de CCC en el que se otorgaron 5 becas para aprender inglés

El Concurso “Las ilusiones del 2009” organizado por CCC Televisión ha finalizado. En dicho concurso los participantes podían enviar sus ilusiones en diferentes formatos: vídeo, fotografía o texto a través de la web www.ccctelevision.com

En los 20 días de duración del mismo el concurso ha sido todo un existo con más de 17.000 visitas y 55.000 páginas visualizadas.
(mas…)

Poema En Vez De Lágrima (ii) de Carilda Oliver Labra



Entre libros te guardo casi seco,
mi animal luminoso, mi demente,
y tu voz que está viva sigue ausente,
mi juguete sin cuerda, mi tareco.

En la paz misteriosa de unos nichos
sin querer ya zafarme de tu frente,
alelada de amor pero impotente,
te he dejado otra vez entre los bichos.

Ah, mi niño de trapo, lis siniestro,
no te puedo rezar ni el padrenuestro.
Ah, ternura que el Diablo siempre arranca,

si tenías la luz que maravilla,
¿por qué huiste de nuevo a la semilla,
por qué mataste esa paloma blanca?



Poema A Lo Lejos Los Barcos De Flores de Camilo Pessanha



Solo, incesante, un son de flauta llora,
viuda y grácil en la sombra serena,
perdida voz que de otras se enajena,
flecos sonoros que encubren la hora.

Está en la fiesta de destellos plena;
tan blanca, labios de carmín desflora…
Solo, incesante. un son de flauta llora,
viuda y grácil en la sombra serena.

¿Y la orquesta? ¿Y los besos? En la calle,
la noche ordena que tan sólo exista
la flauta triste… ¿Hay alguien que la asista?
¿Alguien sabe el dolor que en ella se halle?

Solo, incesante, un son de flauta llora…

Versión de Amador Palacios



Poema Tierra Ausente, No Has De Volver Jamás de Miguel Arteche



Por eso, cuando el vientre sinuoso del alcohol te rodea;
cuando las luces de las calles resbalan por tus ojos
como extrañas bocas planetarias;
cuando -con los puños ardientes-
preguntas por el pasado que escupe tus entrañas,
tú escuchas, bajo el eterno
y solitario corazón de la noche,
el respirar, la angustia, las historias anónimas
de millares de cuerpos ya desvanecidos
bajo embelesos negros, y el incansable
sueño del tiempo que hunde sus cinturas heladas.



Poema Una Vez Más Tu Piel… (31 De Diciembre/1 De Enero De 1944) de Juan José Domenchina



camisa de culebra en el camino
J. J. D.

Una vez más tu piel, tu desprendida
piel de reptil, se pudre en el sendero,
junto al descamisado pordiosero
que nos viene a vender la nueva vida.

Con plantas sin raíces, mal prendida
a la derrota de su derrotero,
va el paso peregrino del romero
extático en su punto de partida.

El curso ?intemporal, intempestivo?
de este tiempo que pierde su andadura
queda absorto en instantes sin motivo.

…Tu amanecer difuso nos augura
otro permanecer, otro cautivo
tiempo en espera, por la noche oscura.



Poema La Lámpara De La Poesía de Salvador Rueda



Desde la frente, que es lámpara lírica, desborda su acento
como un aceite de aroma y de gracia la ardiente poesía,
y a los ensalmos exhala cantando su fresca armonía,
vase llenando de luz inefable la esponja del viento.

Rozan los versos como alas ungidas de lírico ungüento
sobre las frentes, que se abren cual rosas de blanca alegría;
y un abanico de ritmos celestes el aire deslía,
cual si moviera sus plumas de magia de Dios el aliento.

Vierte en el aire la lámpara noble sus sones divinos,
que goteantes de sílabas puras derraman sus trinos
desde el tazón del cerebro de lumbre que canta sonoro.

Y revolando las almas acuden de sed abrasadas
como palomas que beben rocío y ondulan bañadas
en el temblor de la fuente sube del verso de oro.



Poema Tu Latido Es El Mío de Justo Jorge Padrón



Y luché contra el sueño y la fatiga,
contra la ira sin fin y el desarraigo.
Escudriñé, escarbé sin asomo de duda,
entre las débiles pavesas ciegas
de mi memoria por hallar un año,
un solitario día, apenas un instante
en que pude decir: jamás te amé;
mas no encontré resquicio para mentirme a solas,
para afirmar siquiera la negación más leve.
Tu latido es el mío. Allí donde comienza
ese deseo intenso al que nombramos vida,
allí, resplandeciendo en los días distintos,
en la ardiente espesura de mi asombro,
con el sí, con el no del abismo o la suerte,
silenciosa me esperas como el árbol de fuego
que sostiene esa fruta lustral de la esperanza.
Mi mirada te invoca en el presente,
en el rumbo indeciso de cualquier lejanía
de ese mar que me canta y me seduce
con los ojos vehementes del relámpago.
Eres sed del edén que no percibo
y, en los acordes hondos de tu voz,
perenne permaneces, con la música
aterida del alma y la audaz primavera,
en todas las palabras de la sangre.



Poema Vigilia de Germán Bleiberg



Esta puerta, tal vez cerrada al viento.
Todo parece -¿contra quién?- cerrado.
Hasta las nubes de la lejanía,
horizontal penumbra, y tantas rejas,

ventanales hostiles. Hace otoños,
la oscura chimenea, fuego ausente,
sólo ofrece cenizas para el frío
consuelo, antiguas lágrimas del aire,

y estas paredes blancas que me ciegan,
y la estancia en clausura y tantos pájaros
con alas nuevas, cántico en fervor
( quizá no estés cerrada, puerta. Cruje

tu madera nocturna en mi tristeza)
y sé que debo huir, no sé por dónde,
soledad de los límites murales,
cuando he de huir, amándote, naciente,

venciendo ventanales enrejados,
o por la siempre muerta chimenea
o por los muros íntimos de miedo:
¿por qué canta el olor primaveral

mientras yo sangro, herido, sin salida?
(La puerta, tan sencilla como el campo,
nadie ha intentado abrirla, y veo sangre
como espejos, amor hacia paredes,

hacia siempre, mi sangre inútil, tuya.)
La puerta cede, y todo, todo es mío,
y tus ojos mirando tan febriles
de ser futuro júbilo, inventando

primavera frutal para mañana,
tardío amanecer, mi flor o sangre
floreciendo ya impunemente tuya:
y qué cerca tus ojos siempre lejos,
toda tu ausencia azul en el paisaje,
joven muerte abrazándome, descalza.



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