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Poema El Corazón Rebosante de Porfirio Barba Jacob



El alma traigo ebria de aroma de rosales
y del temblor extraño que dejan los caminos…
A la luz de la luna las vacas maternales
dirigen tras mi sombra sus ojos opalinos.

Pasan con sencillez hacia la cumbre,
rumiando simplemente las hierbas del vallado;
o bien bajo los árboles con clara mansedumbre
se aduermen al arrullo del aire sosegado.

Y en la quietud augusta de la noche mirífica,
como sutil caricia de trémulos pinceles,
del cielo florecido la claridad magnífica
fluye sobre la albura de sus lustrosas pieles.

Y yo discurro en paz, y solamente pienso
en la virtud sencilla que mi razón impetra;
hasta que, en elación el ánimo suspenso,
gozo la sencillez que viene y me penetra.

Sencillez de las bestias sin culpa y sin resabio;
sencillez de las aguas que apuran su corriente;
sencillez de los árboles… ¡Todo sencillo y sabio,
Señor, y todo justo, y sobrio, y reverente!

Cruzando las campiñas, tiemblo bajo la gracia
de esta bondad augusta que me llena…
¡Oh dulzura de mieles! ¡Oh grito de eficacia!
¡Oh manos que vertisteis en mi espíritu
la sagrada emoción de la noche serena!

Como el varón que sabe la voz de las mujeres
en celo, temblorosas cuando al amor incitan,
yo sé la plenitud en que todos los seres
viven de su virtud, y nada solicitan.

Para seguir viviendo la vida que me resta
haced mi voluntad templada, y fuerte y noble,
oh virginales cedros de lírica floresta,
oh próvidas campiñas, oh generoso roble.

Y haced mi corazón fuerte como vosotros
del monte en la frecuencia.
Oh dulces animales que, no sabiendo nada,
bajo la carne sabéis la antigua ciencia
de estar oyendo siempre la soledad sagrada.



Poema Segunda Canción Sin Motivo de Porfirio Barba Jacob



Con mi ensueño de brumas, con tu claro rubí,
¡oh tarde!, estoy en ti y estás en mí,
por milagrosa e íntima fusión…
Antes del gran silencio de las estrellas, di:
¿de qué divina mente formamos la ilusión?

¡Por mi ensueño de brumas, por tu claro rubí,
¡oh tarde muda y bella!, gime mi corazón.



Poema Segunda Canción Delirante de Porfirio Barba Jacob



Tralarí lará larí
tralará larí lará…

Al amor el alma, vaso de ternuras;
al carmín del día, la alondra solar;
luz de estrellas claras a las liras puras,
armonium e incienso al altar…

Ya mi afán extraño, de equívoco anhelo,
a mi ronca y triste desesperación:
¿Un laurel andrógino? ¿La piedad de un velo?
¿O el cárabo loco de mi corazón?

Tralarí larí lará
tralará lará larí…

Con pavor mi carne ruge sus locuras.
Mi alma en ese rugir va.
De tantos rugidos en noches oscuras
no oigo nada… nada… Tralarí lará…
Y me abrazo en llamas de lúgubre anhelo,
en una gozosa desesperación…
Mas un día… ¡un día llegaré hasta el cielo
con las llamaradas de mi corazón!



Poema Nuevas Estancias de Porfirio Barba Jacob



El aire es tierno, lácteo, da dulzura.
Miro en la luz vernal arder las rosas
y gozo de su efímera ventura…
¡Cuántas no se abrirán, aun más hermosas!

Estos que vi de niños, han trocado
en ardor sus anhelos inocentes,
y se enlazan y ruedan por el prado…
¡Cuántos no se amarán, aun más ardientes!

La tarde está muriendo, y el marino
soplo rasga sus velos y sus tules,
franjados por el ámbar ponentino…
¡Cuántas no brillarán, aun más azules!



Poema Nueva Canción De La Vida Profunda de Porfirio Barba Jacob



Te me vas, torcaza rendida, juventud dulce,
dulcemente desfallecida: ¡te me vas!
Tiembla en tus embriagueces el dolor de la vida.
-¿Y nada más?
-Y un poco más…

La mujer y la gloria, con puños ternezuelos,
llamaron quedamente a mi alma infantil.
¡Oh, los primarios ímpetus! ¡Los matinales vuelos!
Tuve una novia… Me parece que fue en Abril…

Yo miraba el crepúsculo
y creía que «eso» era el crepúsculo:
¡sí, tácita en la noche, la estrella está detrás!
El Numen de Colombia me dio una rosa bella,
mas yo perdí el crepúsculo y codicié la estrella…
-¿Y nada más?
-Y un poco más…

Y escuché que cantaban su canción de ambrosía
Pisinoe en la onda y en la onda Aglaopea:
el mundo, como un cóncavo diamante, parecía
henchido hasta los bordes por la amorosa idea.

¡Fue entonces cuando advino Evanaam, el dulce
amigo de mi alma, que no volvió jamás!
Yo amaba solamente su amistad dulce…
-¿Y nada más?
-Y un poco más…

¡Y luego… ser el árbitro de mi torpe destino,
actor en mis tragedias, verdugo de mi honor!
Mi lira tiene un trémolo de caracol marino,
y entre el dolor humano yo expreso otro dolor.

No te vas, torcaza rendida, juventud dulce,
dulcemente desfallecida, ¡no te vas!
Quiero apurar el íntimo deleite de la vida…
-¿Y nada más?
-Y un poco más…



Poema Nocturno de Porfirio Barba Jacob



¡Oh!, ¡que gran corazón el corazón del campo
en esta noche azul y pura y reverente,
todo lleno de amor y de piedad sagrada
y fuerza suficiente!

Yo le escucho latir y comprendo mi vida:
me parece tan clara, tan profunda, tan simple,
y tiene como el mar y el monte puro
su raíz en el tiempo sumergida…

Yo le siento latir, y una onda inefable
y cordial y vital me reconforta,
y no pienso que soy un barro deleznable,
y que la brega es dura y corta.

Toda inquietud es vana; la desazón soporta
-me está diciendo a voces un amigo interior-
El minuto es florido, sonoro y halagüeño,
el corazón del campo te dará su vigor
para entrar en el último sueño…



Poema No Tardaré, No Llores de Porfirio Barba Jacob



No tardaré. No llores.
Yo para ti he cogido
del áspero romero azules flores;
las aves en su nido;
cristales en las grutas;
las mariposas en su vuelo incierto;
y de los viejos árboles del huerto
las sazonadas frutas.
Y he aprendido las lánguidas querellas
que cantan al bajar de la montaña
los grupos de doncellas; y la conseja extraña
que, mientras silba ronco
el viento en la vetusta chimenea,
cuenta alrededor del encendido tronco
el viejo de la aldea.



Poema Momento de Porfirio Barba Jacob



Yo fuerte, yo exaltado, yo anhelante,
opreso en la urna del día,
engreído en mi corazón,
ebrio de mi fantasía,
y la Eternidad adelante…
adelante…
adelante…



Poema Mi Vecina Carmen de Porfirio Barba Jacob



Esta noche tengo miedo de estar solo… Entre
la sombra,
un fantasma de ultramundo sigue mi paso,
veloz…
Me parece que se acerca, que me palpa, que
me nombra…
Esta noche tengo miedo de estar solo… Entre
la sombra
leves rumores semejan un suspiro y una voz…

Todos en el barrio saben la historia de mi vecina:
¡Ingenua, fragante historia de ardorosa juventud!
Por sus cabellos profusos y por su carne
ambarina…
Todos en el barrio saben la historia de mi vecina,
que, nevada y sonriente, reposa en el ataúd…

Esta noche tengo miedo de estar solo. Me acongoja
el recuerdo aún no lejano de un drama del corazón…
Eran sus manos tan ávidas, era su lengua tan roja…
Esta noche tengo miedo de estar solo. Me acongoja
el ritmo precipitado de mi propio corazón…

Caía en sombras la tarde cuando murió mi vecina…
En la sala de su casa destella un foco de luz…
Están rezando el rosario… y una comadre ladina,
la que pasaba las horas riñendo con mi vecina,
reza más alto que todas, puestos los brazos en cruz…

¡Carmen, diabólica y santa! Sus grandes ojos extraños,
atrevidos y falaces, humillaron mi candor;
el bálsamo de sus besos ungió mis veintidós años…
¡Era tan bella y tan rara! Y entre sus bucles castaños
dormí dos noches azules -¡dos noches no más!- de amor…

Y hoy que ha muerto, tengo angustia de estar solo:
hay un rumor
de oraciones en el aura que llega quedo, muy quedo…

¡Que abran la puerta! ¿Hace luna? Tengo frío…
tengo miedo…
Me parece que de pronto viene a turbarme su voz…



Poema Lima de Porfirio Barba Jacob



Lima es como un lienzo
lleno de colores
que arrulla mis horas
ayunas de amores…

Todas las mañanas nacía de una ojera,
limpiaba las cúpulas con albo pañuelo,
y se dibujaba un poco azulina
sobre el escarlata límpido del cielo.

A veces lloraba tiernamente ungida
por constelaciones de finos diamantes.
Recogía colores con delicadeza,
y con el del cielo,
plasmaba en hermoso cuadro a la tristeza.

Sus horas pintadas,
galas de donceles,
eran como un bello
trotar de pinceles.

Pero sobre todas las amables horas,
¡oh, sus deliciosas horas pecadoras!
muerte y vida juntas, dentro de un temblor;
azules delirios, fiebres tentadoras,
¡que hacen de la vida la ley del amor!



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