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Poema A Su Cadena, Prisionero En Agmat de Mutamid De Sevilla (rey)*



Cadena mía, ¿no sabes que me he entregado a ti?
¿por qué, entonces, no te enterneces ni te apiadas?

Mi sangre fue tu bebida y ya te comiste mi carne.
No aprietes los huesos.

Mi hijo Abu Hasim, al verme rodeado de ti,
se aparta con el corazón lastimado.

Ten piedad de un niñito inocente que nunca temió
tener que venir a implorarte.

Ten piedad de sus hermanitas, parecidas a él y a
las que has hecho tragar veneno y coliquíntida.

Hay entre ellas algunas que ya se dan cuenta,
y temo que el llanto las ciegue.

Pero las demás aún no comprenden nada y no
abren la boca sino para mamar.

(Reinó de 1068 a 1091)



Poema Evocación De Silves (poema Arabigoandaluz) de Mutamid De Sevilla (rey)*



&nbspEa, Abu Bakr, saluda mis lares en Silves y pregúntales si, como
pienso, aún se acuerdan de mí.
&nbspSaluda al Palacio de las Barandas, de parte de un doncel que
siente perpetua nostalgia de aquel alcázar.
&nbspAllí moraban guerreros como leones y blancas gacelas, y
¡en qué bellas selvas y en qué bellos cubiles!
¡Cuántas noches pasé divirtiéndome a su sombra con mujeres
de caderas opulentas y talle extenuado:
&nbspblancas y morenas que hacían en mi alma el efecto de las
espadas refulgentes y las lanzas oscuras!
¡Cuántas noches pasé deliciosamente junto a un recodo del río
con una doncella cuya pulsera emulaba la curva de la corriente!
&nbspSe pasaba el tiempo escanciándome el vino de su mirada, y
otras veces, el de su vaso, y otras, el de su boca.
&nbspLas cuerdas de su laúd heridas por el plectro me estremecían,
como si oyese la melodía de las espadas en los tendones del cuello enemigo.
&nbspAl quitarse el manto, descubría su talle, floreciente rama de
sauce, como se abre el capullo para mostrar la flor.





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