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Poema A Mi Corazón Inconstante de María Cristina Orantes



Aprendí a conocer a la inconstancia
y a alargar el instante que me daba,
fui viviendo a medida que llegaba
el tiempo en el reloj: mágica instancia.

Tiempo de arena. Tiempo detenido
en mi mano alfarera que soñaba
aprisionar al viento que flotaba
sobre mi piel, en beso convertido.

Abrí los ojos. Era un nuevo día,
a lo lejos el viento se mecía
en la barca de un tiempo sin frontera.

Ha de volver un día a mi ventana,
la tarde lo traerá, tal vez mañana,
suspendido en el hilo de mi espera.



Poema Tiempo Ganado de María Cristina Orantes



Tres años resumidos en una bolsa plástica
se ha cerrado la puerta
y todavía guardo las llaves en mi bolso
se ha volteado la página
y aun quedaron capítulos pendientes,
pero no he de leerlos
y no habré de quedarme
a mirar a través de las rendijas
ni intentaré falsear la cerradura.
Ha bajado el telón
de ese tiempo que he creído perdido
¡o que se yo!, talvez ganado…



Poema Quijote de María Cristina Orantes



Pincelada que baja desde el cielo
a repartir un bien incomprensible,
larga y triste figura
que quiere llevar miel entre las manos;
rayo de sol que besa los labios de la amada,
una amada que a los ojos del mundo
está desvanecida.
Hebra ambulante
intentando quebrar una muralla.
Insomne velador de armas durmientes,
con una lanza al hombro
y en la mirada un sueño,
poeta sin destino y sin fronteras,
filo que corta el aire,
seguidor implacable de molinos,
corazón palpitante en la vigilia,
vencedor de batallas incompletas,
sombra de una grandeza imaginaria.
Lanza y caballero,
caballero y lanza
imagen que confunde fuego y yelmo,
quemándose por dentro
y latiendo al galope del caballo.
Armadura que encierra
un puñado de huesos,
una herida sangrándole la historia
y un ánima desnuda de todo privilegio.
Fragor, bravura hidalga pendiente de un suspiro.
Magia y locura atadas en un sueño.



Poema Mujer de María Cristina Orantes



Tendida bajo el ala de la vida,
De par en par abierta la mirada,
Bebiéndose de un sorbo la jornada
Que en el tiempo dejara suspendida.

Vuelta sombra la piel estremecida,
Mariposa que yace traspasada,
Blanca vela que ondea desplegada
En la quieta llanura humedecida.

Abeja laboriosa en la colmena,
Ardiente llama al viento que encendiera
Con sus pasos abiertos un destino,

Para andar y vivir la vida plena,
Enigma y solución que resumiera
A una mujer tan sólo en el camino.



Poema La Clave de María Cristina Orantes



Más allá de la línea del destino,
buscó en su mano la perdida huella
que indicara la ruta hacia la estrella
o encendiera la luz en el camino.

Siguió avanzando en paso peregrino,
es busca siempre de la clave, aquella
que traspasara el paredón que sella
la puerta entre lo humano y lo divino.

Pesó y pasó la vida en cada paso,
buscando desde el alba hasta el ocaso,
sin descubrir el germen de su esencia.

Talvez un día lo hallará, dormido,
en el hilo en que se halla suspendido
el secreto de toda su existencia.



Poema Jorge Nunes de María Cristina Orantes



Desde el paisaje huraño y desvelado
que acogió entre la niebla mi figura,
rescata mi memoria la más pura
imagen que guardara del amado.

Revivo silencios del pasado
en el beso amarrado a mi cintura,
y descubro una llama que perdura
en el minuto ayer eternizado.

Entre la brisa fresca del verano,
brotando desde el cuenco de su mano
la nota del laúd llegó a mi oído.

Me cubre nuevamente su fragancia
y a golpe de encenderse en la distancia
treinta años retoñaron del olvido.



Poema Imágenes de María Cristina Orantes



I
Perdido en ese túnel de sí mismo
creyendo ver la luz en la luciérnaga
y el infinito en la línea de la mano,
llevando por delante
solo cinco sentidos…
¡y lo sabía todo!
Angosto y frágil intelecto,
astillado y dudoso.
Hubo que retorcerte la carne y la memoria,
bajar la cremallera del saco que te viste
y exhibirte los huesos,
esa armazón tan pobre como tu propio yo,
para que te miraras al espejo.

II

Me he mudado de barrio
y de casa y de ropa;
cambié mi maquillaje y mi peluca
para ver si me encuentro
y me estrecho la mano.

III

Hoy he visto un fantasma
mirándome de frente con sus cuencas vaciadas
y alargando la mano
su dedo descarnado
señalaba el abismo
que llevo por conciencia.
Visión retrospectiva entre la nebulosa.

IV
Me he detenido.
Recogí los pedazos que quedaron dispersos
allí, frente a mi casa.
Quise tomar los cabos sueltos
de la oportunidad que voló de mis manos
y apretar ese sueño que no llegó a cuajarse.
Desde mi pequeñez busqué
el tiempo perdido…
Fallido intento.
La espina se clavó más adentro,
el tiempo sigue allí, tan vivo como yo.
Esa es la diferencia…

V
Hay que revisar el calendario
de atrás hacia adelante
para ganarle al tiempo la batalla.
Sufrir lo no sufrido,
pensar lo no pensado,
vivir lo no vivido
y darle otro sabor,
anticipándolo.



Poema Iceberg de María Cristina Orantes



Se iniciaba el ritual.
La espada viva abrió aquel vientre flor
y comenzó la búsqueda…
Fue abriéndose camino
hasta llegar al cáliz.
Se hizo la luz
al detenerse el tiempo,
no se supo si fue solo un instante
o cupo la eternidad en aquel sueño…
El trueno y el relámpago
sacudieron la piel asidos de la mano
y la vieja tormenta solitaria
se irguió en el centro de la vida.
Se derramó la fuente en la caverna.
Silencio.
El iceberg de sus ojos
cayó sobre la noche.
Sobre su cuerpo, la flor adormecida…



Poema Herencia de María Cristina Orantes



Heredé vieja sangre contenida
en odre añejo pero no por ello
falto de aroma dulce y del destello
que en mi voz ha encontrado nueva vida.

un árbol de papel en cuya herida
cabe la antigua historia, el mismo sello
estampado en la sombra de un cabello
oculto en una joya adormecida.

Retratos, libros, óleos y papeles,
un nicho que resguarda rosas, mieles,
el nombre, las cenizas desterradas,

un legajo de notas musicales,
amarillas de tiempo y las señales
de la vida y la muerte entrelazadas.

S.S. Julio 18/03

(Poemá inédito proporcionado por la autora)



Poema Episodio de María Cristina Orantes



Yo comencé una historia que fue mía.
La tejí en el umbral de la mañana,
perfumé con su aroma mi ventana
y bebí de su luz al mediodía.

Así brotó en capullo la alegría
y se enredó en la vida cotidiana,
un año luz pasó y en la ventana
seguía yo tejiendo día a día.

Me convertí en silencio y otros brazos
tejieron luz y aroma entre mis pasos,
deshilvanando el tiempo detenido.

Volvieron nuevas siembras, nuevas podas,
otra historia inconclusa como todas…
Episodio en minutos resumido.



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