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Poema El Zorro Y El Perico-ligero (fábula) de Manuel José Cortes



Es necedad de marca
tragarnos el elogio
mentido de algún pillo
que después dice «!tonto!»
y ríe en nuestras barbas:
Vaya al caso un apólogo:

A un perico-ligero
así le dijo un zorro:
«Tu agilidad, perico,
excita grande asombro:
dicen que bien mereces
el epíteto honroso
de LIGERO; que corres
mas que el galgo y el potro;
que saltas mas que el tigre;
que brincas mas que el mono.
Haz que tu ligereza
yo admire, y este arroyo
salva, y en cambio te hago
el mas cumplido encomio».

El pobre animalejo
da un salto, y en el lodo
se mete hasta las cejas.
El pillastrón del zorro
se ríe a carcajadas y le dice «Molondro»,
si ya has vuelto a tu juicio,
sabe que por apodo
se te llama LIGERO:
tu nombre es PEREZOSO.



Poema El Justo de Manuel José Cortes



Al borde del abismo, el roble erguido,
del huracán resiste al recio embate,
y su lozana copa no se abate
ni aun al golpe del rayo que lo ha herido.

Así, la condición que le ha cabido
sufre el justo, en su vida de combate:
exento de temor su pecho late,
y el dolor no le arranca ni un gemido.

El odio inmerecido no le espanta;
de sus contrarios el ultraje olvida;
el rencor en su pecho nunca impera.

Del deber acatando la ley santa
ve, imperturbable, el drama de la vida,
y el desenlace en otra Vida espera.





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