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Poema Piscina de Gabriel Zaid



Vengo al aire, del agua, más ligera,
a reanudar la que se rememora.
Saco el pecho en el tiempo. ¿Ves ahora
los cuerpos de esta falsa primavera?

¡Qué pretensión de paraíso fuera
equilibrar el aire de la aurora!
Yo me vuelvo a los vientres de la hora
a clavar mis silencios en la espera.

No me des a la luz, madre, te pido,
que aquí ni prisa ni temor me asalta
y oigo el tiempo flotante y suspendido.

Quiero la libertad, y la más alta
libertad del silencio en el olvido
¡y es el aire del mundo el que me falta!



Poema Una Paloma Al Volar de Gabriel Zaid



Una paloma al volar
su dorado pico abría;
todos dicen que me hablaba,
pero yo no le entendía.

I
Dame las alas, paloma,
para volar a tus vuelos,
para subir a los cielos
de otro cielo que no asoma.
Este cielo que me toma,
nieve y silencio temía;
y ha de caer todavía
mientras tu voz se sustraiga,
-Si está cayendo, que caiga,
no ha de durar más de un día.

2
¿Por qué ya no puedo amarte
-ay Amor- sin conocerte,
si en buscarte está la muerte
de saberte y no encontrarte?
¿Por qué de un tiempo a esta parte
en tu nombre está mi suerte?
¿Por qué, si digo no verte,
te pido que si me amas
me digas cómo te llamas
-ay Amor- para quererte?

3
Esta noche callaría,
aunque viniese la muerte.
¿y el silencio de perderte
con qué voz te cantaría?
Naranja dulce del día,
nocturno limón celeste,
te pido un favor y es éste:
(el que la canción pedía)
que le digas a María
que esta noche no se acueste.



Poema Tarde En Cámara Lenta de Gabriel Zaid



Tu cuerpo, el mundo, corre.
Mis ojos, el mundo, también.
Nadie ama dos veces con los mismos ojos.
Contemplar: confluir.



Poema Resplandor Último de Gabriel Zaid



La luz final hará
ganado lo perdido.

La luz que va guardando
las ruinas del olvido.

La luz con su rebaño
de mármol abatido.



Poema Reloj De Sol de Gabriel Zaid



Hora extraña. No es
el fin del mundo
sino el atardecer.
La realidad,
torre de Pisa,
da la hora
a punto de caer.



Poema Ráfagas de Gabriel Zaid



La muerte lleva el mundo a su molino.

Aspas de sol entre los nubarrones
hacían el campo insólito,
presagiaban el fin del mundo.

Giraban margaritas
de ráfagas de risa
en la oscuridad de tu garganta.

Tus dientes imperfectos
desnudaban sus pétalos
como diste a la lluvia tus pechos.

Giró la falda pesadísima
como una fronda que exprimiste,
como un árbol pesado de memoria
después de la lluvia.

Olía a cabello tu cabello.

Estabas empapada. Te reías,
mientras yo deseaba tus huesos
blancos
como una carcajada
sobre el incierto fin del mundo.



Poema Prueba De Arquimedes de Gabriel Zaid



Si te hundiera en una tina,
vería el volumen que desplazas.
Si te colgara de un pie,
hasta qué punto eres un bulto.
Estoy perplejo porque eres.
Porque eres eso, eso y más que eso.
¿Acabaré de entenderte?
Te muerdo y sólo te desprendo un grito.
Te aprieto y vuelas en una carcajada.
¿Dónde está el alma, dicen los cirujanos?
¿Quién eres tú, digo yo?
Me fui de bruces en tus ojos.
No tenían fondo.



Poema Práctica Mortal de Gabriel Zaid



Subir los remos y dejarse
llevar con los ojos cerrados.
Abrir los ojos y encontrarse
vivo: se repitió el milagro.
Anda, levántate y olvida
esta ribera misteriosa
donde has desembarcado.



Poema Pour Marx de Gabriel Zaid



Querida:

Qué bien nadas,
sin nada que te vista,
en las aguas heladas
del cálculo egoísta.



Poema Oleajes de Gabriel Zaid



El sol estalla:

se derrumba
a refrescarse en tu alegría.
Revientan olas de tu pecho.
Yo me baño en tu risa.

Olas altas y soles
de playas apartadas.
Tu risa es la Creación
feliz de ser amada.



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