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Poema Reflexión V de Enrique Jaramillo Levy



Por horas
permanezco
como en trance
oyéndome pensar
por horas.
Puedo sentarme quieto
un día entero
y hasta varios días
sin que sepa
por qué me agreden
como víboras hambrientas
los atardeceres de la memoria.
Quizá en el momento
en que pueda percibir
con meridiana claridad
la voz precisa
del silencio
en lugar de este rasposo fluir
de ideas
que se persiguen
unas a otras
sin tomarme en cuenta
logre descifrar
de golpe
el sentido exacto
de esta espera.



Poema Sin Sentido de Enrique Jaramillo Levy



Hay días
en que salgo a buscarme
y no me encuentro
por ningún lado.
Si acaso logro verme
en alguna fuente clara
o detrás de la fachada
de un escaparate
resulta que es otro
el que me está mirando
como un reflejo.
Es cuando me doy cuenta
de que no me necesito ya.
Cuando las cosas
dejan de tener sentido.



Poema Recuperar La Voz de Enrique Jaramillo Levy



En el solo espacio
abierto
congregarla -mi poesía-,
rescatando
alientos y quebrantos
que viejas o inéditas
aletean aún
porque todavía significan
-al menos para el hombre diferente/igua al
que sigo siendo.
Retomarla desde la óptica
del más reciente cuándo
y del adónde enexorable
en los que agradecido sobrevivo.
Volver a sentirla
al recorrer sus viejos mapas
por senderos retorcidos
que aún hoy me inquietan
y a ratos todavía me estremecen.
Saber que hay bitácoras
de ideas y emociones
coaguladas
en palabras hechas de tinta
y desgarramiento
que la lectura resucita.
Recuperar la voz.
Y desde su eco desplegar
una y otra vez
mi verdad
que tal vez alguien comparta.
Salvarla, en fin, del naufragio
de los atardeceres de la memoria,
de la anquilosada fiebre
de los cuerpor amándose en el espejo,
de la neblina necia
de mis muchas fugas y engranajes,
de la siempre triste noche de mis extravíos
con sus siluetas y clamores
que al madurar
caen rotundas de las ramas
de mis sueños
sin que apenas se note.



Poema Ideas de Enrique Jaramillo Levy



Fluyen en la mente
como peces
enfilando
hacia ignota carnada
y no se detienen
a respirar
ni cuando duermes
porque eres una máquina
perfecta
que sólo habrá de suspender
su ritmo
al final
de la última jornada.





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