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Poema Galeras De Lepanto de Angeles Mora



Amarrado al duro banco.

A. Errol Flynn

Siempre supimos
que la traición fue un arma de dos filos
o que la muerte deja por los labios
?viejo alfanje de Orán, oh cimitarra?
huellas de cianuro en cada puerto.

Aún así
no despejes la incógnita del día
déjala navegar…
y aunque la risa
sea tantas veces trágica
mente incierta
no dudes inventarla
cada hora a lo lejos:
la sucia mar de invierno
amarrada a aquel banco.

Más vale confundir y ser malditos
remeros de galeras
pues frente a la bajeza sonríe cada tarde
y el látigo del cómitre no olvida
repetir nuestra historia…
Más vale deslizarse a la deriva
saludar a la luna si te aburres
y regalar tu asco en la taberna.

?Ser duro o ser esclavo
aun con ramas de espliego-

De todos modos, digo, no te excuses jamás.
Provoca galeotes, eso resulta claro
como una sobredosis de la vida.

A veces sólo queda huir hacia adelante
como lucha un corsario, atroz, en la bajura…



Poema El Infierno Está En Mí de Angeles Mora



Pasos de un peregrino son errante
Góngora

El infierno no son aquellos otros
que siempre se quedaron lejos
de mi calor:
el infierno soy yo.
Mi nombre es el desierto donde vivo.
Mi destierro, el que me procuré.
No me he reconocido en este mundo
inhóspito,
tan ancho y tan ajeno.
Supe que mi equipaje, demasiado indeciso,
pronto me delataba: este mundo tampoco
se reconoce en mí.
Yo siempre estuve fuera,
en otra parte siempre.
Soy una extraña aquí.
Sólo tengo una fuerza, sólo un secreto acaso:
esta voz que me escribe,
el doble que me habita en el silencio.
Este otro, mi infierno,
el vértigo
que al despertar me empuja
a una huida sin fin.

Estos son sólo pasos
de un peregrino errante.
Los caminos
que no me pertenecen,
las palabras prestadas que los días
dejaron en mi oído.



Poema Casablanca de Angeles Mora



«As time goes bye…»

Entre todos los bares de este mundo
he venido a este bar para encontrarte
furtiva como siempre
para rozar la piel de tus esquinas.

Y cómo me hace daño tu cansancio
?ya sabes que mañana es cada lunes?
esa vieja, tristísima, memoria
de buscarle sentido a algo que bulle
como se abre una flor
así, de golpe.
Manías de la ausencia y tus nostalgias
Te noto tan cansado…
Quiero dormir contigo: Busca sólo
un poco más de sueño y de tabaco.
Quiero morir contigo.
¿Por qué no me apalabras un cumpleaños más?

Las arrugas ahí sí que son cosas serias
o el paso de los días
con mis pechos que bajan a acariciar tus manos.
Y luego cuando un labio nos elude
en la piel de las ingles, ay, no muerdas,
y nos brinca por dentro…
Pero ahora llega el tren
como un viejo caballo del National
qué diestro en los obstáculos.
Qué sucia su taberna.
Qué mediodía horrible al despedirte.
Te veo tan delgado
con tus causas perdidas
tus causas en la llama de la copa
mi amargo luchador
sonriendo lentamente, como si te murieras.

Como al decirme adiós.





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