poemas vida obra ana wajszczuk

Poema Stefania, 1943 de Ana Wajszczuk



Y en el Líbano era encierro
hasta las cinco de la tarde:
no podía salir a la calle
sin que el sol la abrasara

llegaban los extraños vientos
y el vendaval de polvo levantando murallas

en los ojos
y en la comida y en la garganta

el polvo
del color de esa gente morena
lastimaba su palidez

imposible escapar
de la respiración implacable del desierto

mejor cerrar los ojos
y los labios,
dejar pasar los vientos ardientes
como antes la nieve
barrida por el temporal de la estepa

pensó que era pecado
en el calor enloquecido
recordar el paisaje del hielo

y lloraba
porque toda la tierra
le era inhóspita.



Poema Una Varsovia De La Mente (iv) de Ana Wajszczuk



De Warszawa en mi rostro no queda rastro alguno
ni el nombre permanece
ni la lejanía siquiera

y sólo veo quedarse un semblante como un muro
un recuerdo que lo jaspea
los ojos aguados
de todo un lado de mi familia.

tejiendo flores en mi pelo de almendras
meciéndome en mis propios brazos
espero que algún pez dé su salto curvilíneo hacia mi falda
y me pregunte
los ojos tan abiertos
retorciéndose en el charquito de mis ropajes
si quiero irme como se va uno de paseo
no sé cómo irme ni cómo llegar ?le diré
cada vez que intento cruzar un espejo
el mundo del otro lado me dice que es demasiado tarde

¡Pez, si yo hubiera llegado primero que Alicia!

bebí todas las botellas de colores esfumados
que encontré
recostada entre margaritas y agujas
vi a todos los días bajar
lo miré de tantas maneras distintas como pude
de frente de reojo fijo
con los ojos cerrados sin pestañear
conspiré con los ojales de su ropa
y con la hiedra que cubre el sopor del trópico
para saber dónde es que corren sus miradas
cuando los párpados se le encierran tras pequeños patios moros
en albercas inventadas

Yo no sé si existe el mundo acá afuera, pez
no sé dónde queda la línea ecuador
entre lo que voy a pedirle y lo que él va a darme
-y en el espejo no me dejan entrar
¡soy la medusa, la fulgurante, ábranme!
¿no escuchan que ya he leído todos los libros y estoy triste?
¿no ven que me canso de habitar en las excusas
y cuando me doy vuelta de súbito las palabras susurran otras cosas?
y si no las pronuncio me golpean
maúllan a la noche en el alféizar de mi ventana
pero si les abro es el peligro
parecen doblarse sobre mí como juncos, y amenazan

¿qué hago, pez, con las palabras o el ardor?
¿será verdad que alguien en algún lugar dio un paso?
¿será cierto que la palabra &quotencontrar» dice lo que dice?
Yo huelo a vainilla y a fiestas antiguas
tengo secretos hundidos en profundidades acuosas
y te lo daría todo
hasta mi destino avaro
si vinieras como el pez a buscarme.



Poema Una Varsovia De La Mente (iii) de Ana Wajszczuk



El nacimiento se me partió en la lejanía de un territorio
Luego
un despliegue
de sus tácticas & estrategias
para sobrevivir
Luego

vinieron Siberia & las cáscaras de papa para el
hambre
& El Líbano & Irán
& Egipto & Palestina & Londres

último
el mapa partido & este país



Poema Una Varsovia De La Mente (ii) de Ana Wajszczuk



El mapa partido, el territorio es lejanía
para siempre se aparta
de dueños eventuales
Para siempre en su pasado que se me cierra
para siempre Warszawa como el marco de la puerta
después del temblor

o es el temblor mismo
y tristísimo



Poema Una Varsovia De La Mente (i) de Ana Wajszczuk



Como en Coney Island
nunca estuve y nunca estaré

la lejanía

Cuando imagino su nombre sólo veo el pavimento
la dureza del gris donde arrastraron sus pisadas mis abuelos
No sé una palabra del idioma
de zetas y eses

El lenguaje que la lengua no pronuncia
que pronuncia la lejanía
dice : Warszawa



Poema Stefanía, 1999 de Ana Wajszczuk



Hablaba varios idiomas
polaco, español, lituano,
alemán, latín, inglés,
apenas pudimos decirnos algo
en todos estos años

hay un mesa entre nosotras
aquí sentamos todo lo que de ambas no sabemos

tengo un diccionario
hiszpansko-polski
una guía turística
de lugares que no sé pronunciar el nombre
ella está sentada
al borde de sus últimos silencios
y pienso en algo que pueda unirnos:
lo lejano que se siente
lo que no puede decirse, tal vez
o que a ninguna
nos hayan servido de nada las palabras

pero no encuentro nada para decirle
y ella guardó para sí lo impronunciable.

Ahora casi no habla
en ningún idioma
dice que todos los ha olvidado
dice que el dolor es en polaco
y todo lo demás sobrevivencias.



Poema La Petite Fille Litteraire de Ana Wajszczuk



Apareció el sol
y el miedo de cegarme también

presencia descarnada
la que mira no soy yo
sino la que de noche tajea el cielo
y al amanecer anda perdida
emparchando fisuras

la que se quiebra
de tanto deseo de lo que no existe.





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