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Poema Juntos Los Dos de Jose Asuncion Silva



Juntos los dos reímos cierto día…
¡Ay, y reímos tanto
que toda aquella risa bulliciosa
se tornó pronto en llanto!

Después, juntos los dos, alguna noche,
reímos mucho, tanto,
que quedó como huella de las lágrimas
un misterioso encanto!

Nacen hondos suspiros, de la orgía
entre las copas cálidas
y en el agua salobre de los mares,
se forjan perlas pálidas!



Poema Aurora de Jose Asuncion Silva



Cuando en las noches pálidas de luna
Cerca de tu ventana -una por una-
Me cuentas tus hermosas ilusiones,
Cuando de tu mirada soñadora
El rayo como lumbre de una aurora
Ahuyenta mis enjambres de visiones;

Cuando reclinas blanda la cabeza
En mi hombro y disipas mi tristeza
y me acompañas en mis locos sueños,
Cuando de la ventura en el exceso
Sellas mi dicha con ardiente beso
De tus labios rosados y risueños-

Entonces como el náufrago -que asido
De una frágil tablilla- va perdido
Y recuerda la plácida ribera
Mientras la oscura noche negra y fría
Y la inmensa extensión muda y sombría
Y el tempestuoso mar halla doquiera

Y que ve serenarse el horizonte
y destacarse el azulado monte
Sobre la claridad de áureo celaje
Y aparecer -en vaga lontananza
Lleno de luz de vida y de bonanza-
Primaveral, bellísimo paisaje,

Entre las sombras de la vida mía
Se levanta la luz de un nuevo día
Sin albor ni crepúsculo indeciso…
¿En la mirada de tus negros ojos,
En el aliento de tus labios rojos,
Quién no sabrá forjarse un paraíso?

Julio 26 de 1882



Poema Asómate A Mi Alma de Jose Asuncion Silva



Asómate a mi alma
en momentos de calma,
y tu imagen verás, sueño divino,
temblar allí como en el fondo oscuro
de un lago cristalino.



Poema Vejeces de Jose Asuncion Silva



Las cosas viejas, tristes, desteñidas,
sin voz y sin color, saben secretos
de las épocas muertas, de las vidas
que ya nadie conserva en la memoria,
y a veces a los hombres, cuando inquietos
las miran y las palpan, con extrañas
voces de agonizante dicen, paso,
casi al oído, alguna rara historia
que tiene oscuridad de telarañas,
són de laúd, y suavidad de raso.

¡Colores de anticuada miniatura,
hoy, de algún mueble en el cajón, dormida;
cincelado puñal; carta borrosa,
tabla en que se deshace la pintura
por el tiempo y el polvo ennegrecida;
histórico blasón, donde se pierde
la divisa latina, presuntuosa,
medio borrada por el liquen verde;
misales de las viejas sacristías;
de otros siglos fantásticos espejos
que en el azogue de las lunas frías
guardáis de lo pasado los reflejos;
arca, en un tiempo de ducados llena,
crucifijo que tanto moribundo,
humedeció con lágrimas de pena
y besó con amor grave y profundo;
negro sillón de Córdoba; alacena
que guardaba un tesoro peregrino
y donde anida la polilla sola;
sortija que adornaste el dedo fino
de algún hidalgo de espadín y gola;
mayúsculas del viejo pergamino;
batista tenue que a vainilla hueles;
seda que te deshaces en la trama
confusa de los ricos brocateles;
arpa olvidada que al sonar, te quejas;
barrotes que formáis un monograma
incomprensible en las antiguas rejas,
el vulgo os huye, el soñador os ama
y en vuestra muda sociedad reclama
las confidencias de las cosas viejas!
El pasado perfuma los ensueños
con esencias fantásticas y añejas
y nos lleva a lugares halagüeños
en épocas distantes y mejores,
por eso a los poetas soñadores,
les son dulces, gratísimas y caras,
las crónicas, historias y consejas,
las formas, los estilos, los colores
las sugestiones místicas y raras
y los perfumes de las cosas viejas!



Poema Una Noche de Jose Asuncion Silva



NOCTURNO III

Una noche
una noche toda llena de perfumes, de murmullos y de música de älas,
Una noche
en que ardían en la sombra nupcial y húmeda, las luciérnagas fantásticas,
a mi lado, lentamente, contra mí ceñida, toda,
muda y pálida
como si un presentimiento de amarguras infinitas,
hasta el fondo más secreto de tus fibras te agitara,
por la senda que atraviesa la llanura florecida
caminabas,
y la luna llena
por los cielos azulosos, infinitos y profundos esparcía su luz blanca,
y tu sombra
fina y lángida
y mi sombra
por los rayos de la luna proyectada
sobre las arenas tristes
de la senda se juntaban.
Y eran una
y eran una
¡y eran una sola sombra larga!
¡y eran una sola sombra larga!
¡y eran una sola sombra larga!

Esta noche
solo, el alma
llena de las infinitas amarguras y agonías de tu muerte,
separado de ti misma, por la sombra, por el tiempo y la distancia,
por el infinito negro,
donde nuestra voz no alcanza,
solo y mudo
por la senda caminaba,
y se oían los ladridos de los perros a la luna,
a la luna pálida
y el chillido
de las ranas,
sentí frío, era el frío que tenían en la alcoba
tus mejillas y tus sienes y tus manos adoradas,
¡entre las blancuras níveas
de las mortüorias sábanas!
Era el frío del sepulcro, era el frío de la muerte,
Era el frío de la nada…

Y mi sombra
por los rayos de la luna proyectada,
iba sola,
iba sola
¡iba sola por la estepa solitaria!
Y tu sombra esbelta y ágil
fina y lánguida,
como en esa noche tibia de la muerta primavera,
como en esa noche llena de perfumes, de murmullos y de músicas de alas,
se acercó y marchó con ella,
se acercó y marchó con ella,
se acercó y marchó con ella… ¡Oh las sombras enlazadas!
¡Oh las sombras que se buscan y se juntan en las noches de negruras y de lágrimas!…



Poema Un Poema de Jose Asuncion Silva



Soñaba en ese entonces en forjar un poema,
de arte nervioso y nuevo obra audaz y suprema,

escogí entre un asunto grotesco y otro trágico
llamé a todos los ritmos con un conjuro mágico

Y los ritmos indóciles vinieron acercándose,
juntándose en las sombras, huyéndose y buscándose,

ritmos sonoros, ritmos potentes, ritmos graves,
unos cual choques de armas, otros cual cantos de aves,

de Oriente hasta Occidente, desde el Sur hasta el Norte
de metros y de formas se presentó la corte.

Tascando frenos áureos bajo las riendas frágiles
cruzaron los tercetos, como corceles ágiles
abriéndose ancho paso por entre aquella grey
vestido de oro y púrpura llegó el soneto rey,

y allí cantaron todos… Entre la algarabía,
me fascinó el espíritu, por su coquetería
alguna estrofa aguda que excitó mi deseo,
con el retintín claro de su campanilleo.

Y la escogí entre todas… Por regalo nupcial
le di unas rimas ricas, de plata y de cristal.

En ella conté un cuento, que huyendo lo servil
tomó un carácter trágico, fantástico y sutil,

era la historia triste, desprestigiada y cierta
de una mujer hermosa, idolatrada y muerta,

y para que sintieran la amargura, exprofeso
junté sílabas dulces como el sabor de un beso,

bordé las frases de oro, les di música extraña
como de mandolinas que un laúd acompaña,

dejé en una luz vaga las hondas lejanías
llenas de nieblas húmedas y de melancolías

y por el fondo oscuro, como en mundana fiesta,
cruzan ágiles máscaras al compás de la orquesta,

envueltas en palabras que ocultan como un velo,
y con caretas negras de raso y terciopelo,

cruzar hice en el fondo las vagas sugestiones
de sentimientos místicos y humanas tentaciones…

Complacido en mis versos, con orgullo de artista,
les di olor de heliotropos y color de amatista…

Le mostré mi poema a un crítico estupendo…
Y lo leyó seis veces y me dijo… «¡No entiendo!».



Poema Triste de Jose Asuncion Silva



Cuando al quererlo la suerte
se mezclan a nuestras vidas,
de la ausencia o de la muerte,
las penas desconocidas,

y, envueltos en el misterio
van, con rapidez que asombra,
amigos al cementerio,
ilusiones a la sombra,

la intensa voz de ternura
que vibra en el alma amante
como entre la noche oscura
una campana distante,

saca recuerdos perdidos
de angustias y desengaños
que tienen ocultos nidos
en las ruinas de los años.

Y que al cruzar aleteando
por el espacio sombrío
van en el ser derramando
sueños de angustia y de frío

hasta que alguna lejana,
idea consoladora,
que irradia en el alma humana
como con lumbre de aurora,

en su lenguaje difuso
entabla con nuestros duelos
el gran diálogo confuso
de las tumbas y los cielos.



Poema Suspiro de Jose Asuncion Silva



a A. de W.

Si en tus recuerdos ves algún día
entre la niebla de lo pasado
surgir la triste memoria mía
medio borrada ya por los años,
piensa que fuiste siempre mi anhelo
y si el recuerdo de amor tan santo
mueve tu pecho; nubla tu cielo,
llena de lágrimas tus ojos garzos;
¡ah! ¡no me busques aquí en la tierra
donde he vivido, donde he luchado,
sino en el reino de los sepulcros
donde se encuentran paz y descanso!



Poema Sub-umbra de Jose Asuncion Silva



a A. de W.

Tú no lo sabes… mas yo he soñado
entre mis sueños color de armiño,
horas de dicha con tus amores
besos ardientes, quedos suspiros
cuando la tarde tiñe de öro
esos espacios que juntos vimos,
Cuando mi alma su vuelo emprende
a las regiones de lo infinito
aunque me olvides, aunque no me ames
aunque me odies, ¡sueño contigo!



Poema Sinfonía Color De Fresa Con Leche de Jose Asuncion Silva



A los colibríes decadentes

¡Rítmica Reina lírica! Con venusinos
cantos de sol y rosa, de mirra y laca
y polícromos cromos de tonos mil
oye los constelados versos mirrinos,
escúchame esta historia Rubendariaca,
de la Princesa verde y el paje Abril,
Rubio y sutil.

El bizantino esmalte do irisa el rayo
las purpuradas gemas; que enflora Junio
si Helios recorre el cielo de azul edén,
es lilial albura que esboza Mayo
en una noche diáfana de plenilunio
cuando las crisodinas nieblas se ven
¡A tutiplén!

En las vívidas márgenes que espuma el Cauca
áureo pico, ala ebúrnea, currucuquea
de sedeñas verduras bajo el dosel
do las perladas ondas se esfuma glauca
¿es paloma, es estrella o azul idea?…
Labra el emblema heráldico de áureo broquel
Róseo rondel.

Vibran sagradas liras que ensueña Psiquis
son argentados cisnes hadas y gnomos
y edenales olores, lirio y jazmín
y vuelan entelechias y tiquismiquis
de corales, tritones, memos y momos
del horizonte lírico nieve y carmín
Hasta el confín.

Liliales manos vírgenes al son aplauden
y se englaucan los líquidos y cabrillean
con medievales himnos al abedul,
desde arriba Orión, Venus, que Secchis lauden
miran como pupilas que cintillean
por los abismos húmedos del negro tul
Del cielo azul.

Tras de las cordilleras sombras, la blanca
Selene, entre las nubes ópalo y tetras
surge como argentífero tulipán
y por entre lo negro que se espernanca
huyen los bizantinos de nuestras letras
hasta el Babel Bizancio, do llegarán
Con grande afán.

¡Rítmica Reina lírica! Con venusinos
cantos de sol y rosa, de mirra y laca
y polícromos cromos de tonos mil,
éstos son los caóticos versos mirrinos
ésta es la descendencia, Rubendariaca,
de la Princesa verde y el paje Abril,
¡Rubio y sutil!



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