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Poema Sangre Y Arena de Daniel Chirom



a Mario Morales

Tu capa roja sobre la arena
tu rojo haciendo la verónica para que la palabra siga su camino
y el sentido quede con los ojos furiosos mirando al público.
La escena es siempre la misma
y tu miedo aumenta con cada embestida,
sabes que nadie sale indemne de la lucha
donde una oración acomete con rabia un trapo agitado en el aire
una hoja blanca un muro
con silencios a punto de parir interrogaciones
con respuestas sin memoria.
El juego es un conjuro
y quisieras otro disfraz pero el oficio es un número fijo
y las musas no quieren un cambio
nadie lo desea
el escenario está montado
y alguien tiene que ser víctima y victimario.

Tu poema en la plaza
tu poema esquivando al toro
escapando del laberinto con Ariadna en brazos
para que el pavor no embista
al trapo blanco a la hoja roja
y la mirada sea una palabra con el sentido de espaldas al público
cuando el espectáculo es un mudo muriendo en sus gestos.



Poema Requiem Para Philip Marlowe de Daniel Chirom



Queda la resaca de tanto café y cigarrillo,
el lejano fulgor de rubias y martinis más allá de toda madrugada,
las calles desiertas, un cuarto solitario, el dolor en la mandíbula.
Todo se reduce a balbuceos
cuando el cuerpo comienza a comportarse como una pesada carga
y los puños ya no responden.
Estás solo
de cara a las alcantarillas
viendo como tus frases sentenciosas resbalan por las cloacas
dejando entrever la sonrisa amarga del caso no resuelto.
Sabes que la alarma ha sido falsa,
tu propia imaginación exacerbada por tanta vigilia.
Después de haberte jugado la vida tantas veces
sobrevives en la ironía,
comprendes que aún no has visto el rostro de tu enemigo.



Poema Mujer de Daniel Chirom



Oh mujer negra, negro corazón, labios impíos, gracia
sombría de árido y seco vientre; mar y nave, barco sin
rumbo, hundido y herrumbroso como el castillo del mago;
navío sin timón, naufragio.
Cuerpo candente, muérdago del deseo,
piernas nacaradas del puente,
piedra cerrada, muerta, olvidada por su olvido;
cuerpo para delatar la intemperie,
cuerpo donde aún la muerte es bella.



Poema María de Daniel Chirom



Desconozco los planes del destino.
Soy el instante
en que la ausencia
es arrebatada por un silencio.



Poema Los Atlantes de Daniel Chirom



Los sacerdotes egipcios fueron nuestros últimos testigos;
perduró la leyenda por boca de Platón.
Nueve anillos de agua y nueve de tierra,
y de anillo a anillo construimos puentes.
Rodeados del favor de los dioses
modelamos la alegría de los metales preciosos,
cultivamos la perplejidad de la filosofía,
la magia de la poesía.
Cuando los vientos nos fueron favorables
surcamos los mares con nuestros tesoros:
nos arrojaron de todas las costas
y fueron malditos nuestros magos.
Inútil fue regresar:
nuestra tierra se encontraba en el seno de la tierra.
Fuimos condenados a vagar la eternidad.

Somos los Atlantes,
naufragamos con nuestras riquezas.
A veces,
en mitad de la noche
nos humilla la poesía.



Poema Lilith de Daniel Chirom



La luna es nueva
y el río ya no es el mismo
pero tus ojos permanecen iguales;
sólo quien viajara hacia el fondo de su mirada
descubriría algo más que el paso del tiempo:
un animal enfurecido contra la jaula del horizonte.



Poema Li Po de Daniel Chirom



La luna callada
canta en el valle.
Nadie la escucha
salvo Narciso
que ha extraviado su lago
y la mira.



Poema La Muerta de Daniel Chirom



Muerta la muerta, encendido su olvido
su nunca más de yegua desbocada, su noche
donde canta la piedra y la nube.
La voz de la muerta no muere, agoniza, permanece
y sus canciones encantan a los navegantes, a los no nacidos
y a los muertos que gritan en silencio
para que la muerta escuche y despierte sobre su muerte,
sobre los ojos enceguecidos y sobre el féretro de oro
de todas las aguas, ríos, mares y océanos
que atizan las lenguas de la intemperie.



Poema La Diáspora de Daniel Chirom



Hacia los cuatro vientos,
el polvo del camino nos nubló la vista.
Descendimos
hasta volver.
Estamos en todas partes y no somos nadie,
sólo la noche nos rescata.
Nuestro horizonte es la cruz del sur
donde ojos entrecerrados
aún tocan música.



Poema Eva de Daniel Chirom



Ausencia eterna, hiere mi voz,
dame la palabra del rubí,
un canto del arpa, la belleza del trueno.
Que en cada oración encuentre mi reino.
Bendita sea tu desnudez enceguecedora,
tus frutos luminosos,
tu oro extremo.
Soy polvo, sangre, hiel
y nada en tu oculto lecho.
Ausencia eterna, otórgame la luz,
confiéreme el silencio.



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